sábado, 14 diciembre 2024

Deliveroo intenta contentar a «sus trabajadores» en pleno macrojuicio

En medio de un escenario convulso para las empresas de reparto, Deliveroo anuncia una medida económica beneficiosa para los riders. A partir de ahora, el cobro por su servicio será inmediato. Hasta ahora, los repartidores recibían los pagos cada dos semanas. La nueva función permitirá a los trabajadores disponer del dinero con tan solo pulsar un botón. Se calcula que un rider cobra 10 euros a la hora de media, es decir, entre 200 y 250 euros a la semana.

La compañía británica, que opera en más de una decena de países, ha estado involucrada recientemente en varios conflictos con sus trabajadores. Uno de los últimos en relación con la demanda interpuesta por la Seguridad Social contra la empresa. El motivo es la dudosa calificación del modelo laboral que afecta a algo más de 500 riders. Además de este macrojuicio, los procesos personales de los repartidores contra la compañía han sido abundantes y muchos siguen abiertos.

A esperas de la resolución judicial arroje algo de luz a la precaria situación laboral, los trabajadores de empresas como Deliveroo o Glovo esperan una regulación adaptada a la situación real del sector, puesto que, actualmente, el trabajo de los repartidores es en condición de falsos autónomos, y no de cuenta ajena, como establecería el ALEH. Sin embargo, la reciente incorporación de estos trabajadores en el Acuerdo Laboral Estatal de Hostelería (ALEH) es un paso más en la consecución de lo que ‘es justo’ en este tipo de actividad.

Falsos autónomos o trabajadores por cuenta ajena, esta es la cuestión. El coste económico para los que deciden dedicarse al reparto de pedidos es alto, además de la cantidad que deben pagar por ser autónomos, se suman otros gastos como el vehículo de transporte, móvil adecuado para gestionar los pedidos y otros artículos indispensables. Las empresas salen beneficiadas: ahorran en costes de Seguridad Social.

NUEVA LEGISLACIÓN PARA LOS NUEVOS TIEMPOS

La muerte de un rider de la compañía española Glovo mientras estaba de servicio en Barcelona, y fue arrollado por un camión de limpieza, conmocionó al sector y agitó aún más a aquellos que reivindican un cambio legislativo. Las protestas de los compañeros del fallecido protagonizaron la jornada siguiente.

El Gobierno deberá establecer unas pautas en este sentido. El fundador de Glovo se quejaba públicamente de la falta de compromiso político con este nuevo modelo de economía digital. Las empresas implicadas defienden la legalidad de sus trabajadores, pero los conflictos legales demuestran que no todo está controlado.


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