Hubo un tiempo en el que el término ‘Blue Chip’ era sinónimo de seguridad para los inversores, pero cada vez (al menos en España) dicho término se está deshaciendo como un azucarillo. El mejor ejemplo del efecto que produce este cambio lo tenemos en el balance del gigante Blackrock, el mayor fondo de inversión del mundo, que ha perdido en el último año por las caídas (también las desinversiones) de las cotizaciones de las cinco grandes firmas españolas más de 3.700 millones de euros.
En los casi 100 años de historia del término ‘Blue Chips’, fue acuñada en la segunda década del Siglo XX por Oliver Gingold debido a que dichas firmas (cuya cotización bursátil poco volátil, con ingresos estables y que mantienen alto grado de liquidez de compra y venta de valores) se asemejaba a las fichas azules (las de mayor valor) de los casinos, ha significado una fuerte resistencia a los vaivenes del mercado. Esas características han llevado a los grandes fondos, más allá de los gestores con firma propia (que buscan otro tipo de firmas que pueden ser de crecimiento o las denominadas value) a apostar por ellas para crear carteras sólidas con retornos atractivos por dividendos.
Blackrock mantiene posiciones en un gran número de empresas españolas, aunque su principal porcentaje se encuentra concentrado en las cinco grandes firmas del Ibex en las que, además, figura como uno de sus máximos accionistas. En concreto, el gigante de la inversión es el primer propietario de Banco Santander (con un 5,18%) y BBVA (4,87%), el segundo máximo accionista en Iberdrola (5,13%), tercero en Telefónica (4,84%) y sexto en Inditex (1,37%). En total, suma una participación de 10.490 millones, aunque hace más o menos un año dicha posesión de títulos equivalía a 14.200 millones, lo que supone una caída del 35%. Todo ello, pese a no reducir (salvo en la entidad que preside Ana Botín) significativamente su posición.
La principal posición de Blackrock es la que mantiene en Banco Santander que está valorada en algo más de 3.000 millones de euros, aunque también se ha convertido en su principal agujero negro. De hecho, algo más de 12 meses atrás la valoración de los títulos de la entidad cántabra ascendían a más de 5.700 millones de euros, mientras que el valor estaba se movía en el entorno de los cinco euros. Ahora, las acciones caen claramente por debajo de los cuatro eruos. Pero no se acaba ahí, en el caso de BBVA, de la que también primer accionista, la valoración de los títulos que mantiene el gigante también se han reducido, de manera que en la actualidad valen algo más de 1.500 millones frente a los 2.400 de hace algo más de un año.
En ambas entidades, más acusada en BBVA por su exposición a los emergentes (en especial Turquía y Argentina), el fondo ha seguido una política similar de replegarse. En el caso de Santander, el repliegue lo ha hecho a lo largo del 2018, hasta un 20% menos en total de títulos, mientras que en el caso de la firma bilbaína fue a finales de 2017 cuando liquidó cerca de un 30% de su posición. Con ello, ha pasado en poco más de cinco trimestres de asumir un riesgo potencial en la entidad de 2.700 millones a los 1.500 millones actuales.
TELEFÓNICA TAMBIÉN RESTA, MIENTRAS QUE EN IBERDROLA SE DISPARA
Por su parte, la fuerte inversión del fondo en otra firma histórica española, Telefónica, tampoco ha traído grandes alegrías. Los malos resultados de la acción de la teleco española a lo largo del 2018, en especial en la época veraniega por el colapso argentino y sus efectos colaterales por Brasil, llevó a un fuerte derrumbe al precio de la acción. Aun así, no pilló del todo por sorpresa a la firma de inversión, puesto que a lo largo del segundo trimestre dela año pasado redujo su posición algo más de un 25%, lo que ha llevado (junto a la caída de los títulos) a que la valoración de su posición haya pasado de 2.700 millones de euros a unos 1.800 millones, esto es una reducción del 33%.
La única alegría que se ha llevado Blackrock en el último año natural de sus inversiones en España, se llama Iberdrola. La firma dirigida por Ignacio Sánchez Galán cerró el 2018 como una de las mejores compañías y prosigue con una fuerte revalorización en lo que va de 2019. Además, el fondo ha sabido aprovechar a la perfección el movimiento al alza de la cotización de la eléctrica, puesto que reforzó su posición a principios del periodo pasado con la compra de 109 millones de acciones hasta los 309 millones, que en la actualidad ya son más de 330 millones, lo supone un incremento en los últimos cinco trimestres del 73,6%, que le ha permitido atesorar algo más de 2.800 millones, frente a los 1.800 millones de hace un año, y los 1.200 que tenía antes de la fuerte compra de títulos.
Por último, el gigante ha tenido un planteamiento más bien conservador, o al menos no ha tenido una posición clara, respecto de Inditex. Blackrock apenas ha incorporado más acciones a su cartera en el último año, mientras que el rendimiento de las mismas se ha hecho anodino, aunque eso sí a la baja. Pese a ello, el fondo de inversión sigue manteniendo más de 1.000 millones invertidos en el gigante textil y es el único valor entre los grandes en el que no está en el top 3. Por el momento, parece que prefiere ver que evolución y recorrido tiene la firma en mitad del profundo cambio que está viviendo el sector.