Las bodegas de Ribera del Duero se ahogan en guerras familiares

Tradición, amor por el vino y un oficio que pasa de generación en generación hasta convertirse en un modo de vida. Estas tres características son afines a las grandes bodegas españolas, muchas de las cuales se han convertido en grandes imperios. Pero cuanto más grande, más prestigio y más dinero amasan, mayores son también las guerras familiares. De eso saben mucho en Ribera del Duero, donde cuatro de las más reconocidas (Vega Sicilia, Emilio Moro, Matarromera y Pesquera) libran sus propias batallas –que nada o poco tiene que ver con sus caldos– a una distancia por carretera de tan solo 12 kilómetros.

El último en protagonizar un cruce de denuncias es el grupo Pesquera. La bodega fue fundada en Pesquera del Duero (Valladolid) en 1972 por Alejandro Fernández, considerado un revolucionario y visionario en la elaboración de vino en la Ribera del Duero. En plena guerra familiar, el último capítulo viene marcado por la demanda contra la sociedad de la que fue apartado y que ahora controlan su esposa y tres hijas bajo la nueva denominación Familia Fernández Rivera. Y es precisamente este cambio de nombre no consensuado el que ha enfrentado de nuevo a la familia. El próximo 20 de junio se celebrará el juicio para el que Fernández pide 30.000 euros en concepto de daños morales.

Y decimos sociedad de la que fue apartado porque la historia tiene solera. El fundador y una de sus hijas mantienen otro litigio judicial contra su mujer, Esperanza Rivera, y otras tres descendientes por haberle alejado de la empresa. Hecho que consiguieron gracias a acaparar más del 50% de la sociedad. Así, se presentó una denuncia ante los Juzgados de Instrucción por presuntos delitos de falsedad en documento mercantil y público, administración desleal y de tipo societario.

De Ribera del Duero nace otro conflicto que ha acabado en los tribunales. En este caso afecta a dos bodegas distintas: Emilio Moro (Pesquera del Duero) y Matarromera (Valbuena de Duero), propiedad de Carlos Moro. Y es precisamente el apellido la fuente de todos los males. Este último comenzó a usar el apellido en sus vinos con la creación de la Bodega Carlos Moro en La Rioja. Algo que para Emilio Moro creaba confusión ya que, tradicionalmente, se asocia a sus vinos. Por la confusión que provoca entre los consumidores, Emilio Moro presentó una demanda contra Carlos Moro.

La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo) se ha pronunciado en varias ocasiones. En la última, ha dado la razón a Matarromera acordando que Bodegas Emilio Moro no tiene derecho exclusivo sobre la marca ‘Moro’. La resolución se basa en que Emilio Moro no demostró su uso efectivo por un periodo continuado de cinco años.

Por su parte, Bodegas Emilio Moro recuerda que la resolución de la Euipo declaró nulo el registro de ‘Carlos Moro’ por “aprovechamiento indebido”. No obstante, este litigio no se terminará aquí y parece que ambas empresas bodegueras continuarán luchando por su marca.

CASI UNA DÉCADA DE CONFLICTOS EN VEGA SICILIA

Pero sin lugar a dudas, el culebrón con mayor recorrido es el de Bodegas Vega Sicilia (Valbuena de Duero). Arrancó en 2010 y ha dividido a los hermanos en dos bandos: por un lado, María José, la hermana mayor; por el otro, los cinco hermanos pequeños, Emilio, Juan Carlos, Pablo, Marta y Elvira.

De hecho, con la muerte en 2005 del padre, David Álvarez, la guerra se ha recrudecido y más tras la decisión del fundador de apartar de su otro gran imperio, el grupo Eulen, a los cinco retoños menores. Estos fueron a parar a El Enebro, propietaria de Vega Sicilia. El fundador del imperio, antes de morir, aseguró a la hija mayor el 60% de Eulen; sin embargo, esta no supera el 20% de El Enebro, motivo por el cual sus hermanos menores hacen valer su poder en la bodega. Antes de morir también llegó a ganar varios pleitos contra sus hijos menores, que cometieron el error de querer jubilarle demasiado pronto.

Así, su última decisión ha sido la de modificar los estatutos de El Enebro para impedir que un accionista pueda forzar la venta de su participación si la compañía no reparte dividendo. Un año antes, María José denunció artimañas para disminuir el beneficio de la sociedad y el dividendo. Y así, se escribe otra página de este conflicto familiar que tiene pinta que superará la década.

Curiosamente, las cuatro bodegas de Ribera del Duero están separadas por unos 12 kilómetros, la distancia que separa los pueblos de Pesquera de Duero –donde se encuentran as bodegas de Pesquera y Emilio Moro– y Valbuena de Duero –Vega Sicilia y Emilio Moro–.