El grupo de artículos y moda de lujo Kering, propietaria de Gucci e Yves Saint Lauren tendrá que abonar 1.250 millones de euros por evasión de impuestos, tras una disputa fiscal sobre sus actividades en el país entre los años 2011 y 2017, según ha informado la compañía a través de un comunicado.
Ha sido la única solución que ha tenido el grupo para resolver esta disputa fiscal. Del montante total, casi 900 millones de euros se deben a los impuestos evadidos durante ese tiempo. A esa cifra habría que sumar algo más de 350 millones de euros por penalización y por intereses por la tardía en abonar el dinero.
Este pago extraordinario, no previsto hasta la fecha, afectará de forma importante en los resultados del grupo Kering en el presente año. La compañía registrará un total de 600 millones de euros adicionales en concepto de gravámenes, mientras que el flujo de caja recogerá una salida extraordinaria de 1.250 millones de euros.
REGISTRO DE LAS OFICINAS
El fisco acusó a Gucci de haber evadido impuestos durante todos esos años. Las oficinas con sede en Milán y Florencia fueron registradas por este mismo motivo en el año 2007. El grueso del caso es que los ingresos de la firma italiana se registraron a través de una filial suiza de Kering. Las autoridades, tras ser conscientes, declararon que los impuestos debieron ser abonados en Italia en lugar de Suiza.
Tras finalizar el proceso de investigación, Kering terminó por admitir a las autoridades que Gucci había tenido una «estructura permanente» en Italia entre 2011 y 2017 y que por lo tanto los impuestos debieron ser pagados en este país. Con el acuerdo final, de 1.250 millones de euros, el proceso ha quedado cerrado.
Un duro palo para el grupo Kering que, no obstante, hizo público su buen balance en el primer trimestre de 2019. La compañía francesa de artículos tuvo un beneficio de 3.648,1 millones de euros, lo que supuso un incremento del 21,7% respecto al mismo periodo del año anterior. Unas cifras difíciles de sostener tras el reciente acuerdo con la fiscalía.