“Un hito”. Así considera el doctor José Luis Górriz Teruel, del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, el estudio de referencia fase 3 CREDENCE cuyos resultados muestran que INVOKANA (canagliflozina), de Janssen, reduce significativamente el riesgo de fallo renal en pacientes con diabetes tipo 2 y enfermedad renal crónica.
Desde Janssen explican que, actualmente, canagliflozina está indicado para el tratamiento de adultos con diabetes mellitus tipo 2 no suficientemente controlada, asociado a dieta y ejercicio: en monoterapia cuando la metformina no se considera adecuada debido a intolerancia o contraindicaciones y añadido a otros medicamentos, para el tratamiento de la diabetes.
Los resultados del estudio CREDENCE se presentaron durante el Congreso Mundial de Nefrología (CMN) que se celebró recientemente en Melbourne (Australia) y se han publicado simultáneamente en The New England Journal of Medicine. Muestran que canagliflozina reduce un 30% el riesgo de progresión a enfermedad renal terminal (ERT), evaluada en el objetivo primario del estudio.
PRIMER AVANCE EN 20 AÑOS
Unos resultados “muy positivos” para la compañía farmacéutica que subraya que canagliflozina es el primer avance médico en casi veinte años que ha demostrado que ralentiza la progresión de la enfermedad renal crónica en pacientes diabéticos con alto riesgo de desarrollar insuficiencia renal.
El doctor Górriz Teruel explica que la enfermedad renal crónica afecta al 9 % de la población. La mayor expectativa de vida, el envejecimiento y un progresivo incremento en la obesidad, advierte, son algunas de las causas que han influido en esta elevada afectación de la dolencia. “La progresión de la enfermedad puede llevar al paciente a la necesidad de inició de terapia sustitutiva renal, ya sea mediante diálisis o trasplante renal”, señala.
400 MILLONES DE DIABÉTICOS
Según los datos aportados por el especialista, la diabetes mellitus es la principal causa de inicio de diálisis en el mundo. Hay mas de 400 millones de diabéticos en el mundo y el 40 % tendrán algún grado de nefropatía.
El nefrólogo del Clínico de Valencia especifica que “hasta ahora los tratamientos para prevenir la progresión renal son limitados”. Se basan, añade, en el control estricto de la hipertensión arterial, el uso de fármacos antihipertensivos, el control adecuado de la glucemia en la diabetes mellitus y el control de los factores de riesgo cardiovascular (dislipemia, obesidad, etc..), así como evitando fármacos nefrotóxicos.
Las evidencias de estos tratamientos en la ralentización de la progresión renal en la diabetes mellitus tipo 2, prosigue, están disponibles prácticamente desde hace dos décadas. “No ha habido ningún estudio positivo que haya demostrado beneficios en la progresión renal en todo este periodo”, abunda.
BENEFICIOS CARDIOVASCULARES
En el 2015, señala el especialista, se publicó el primer estudio en el que un nuevo grupo farmacológico, los inhibidores de co-transportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) conseguían beneficios cardiovasculares (denominados MACEs (Major Adverse Cardiovascular Events) más allá del control de la glucemia. El estudio EMPA REG OUTCOME con empagliflozina fue el primero en demostrarlo. Le siguieron el estudio CANVAS (canagliflozina) y DECLARE (dapagliflozina).
“Todos estos estudios tenían como objetivos primarios los acontecimientos cardiovasculares y aunque los datos de beneficio renal eran evidentes en todos estos estudios, no formaban parte del objetivo primario”, indica José Luis Górriz.
Ante los hallazgos de beneficio renal que mostraron los estudios sobre MACEs, el médico señala que “era necesario realizar un estudio con un objetivo primario que analizara específicamente el posible beneficio renal de estos fármacos, los iSGLT2”.
CREDENCE, subraya, fue el primer estudio que lo planteó y lo hizo. “Los pacientes recibían los tratamientos clásicos pero seguían presentando progresión de la enfermedad renal y hospitalizaciones por complicaciones cardiovasculares”, afirma.
Además, recuerda que, hasta ese momento, los pacientes con enfermedad renal habían sido excluidos de la mayoría de los ensayos clínicos. “En la mayoría de las ocasiones porque su comorbilidad podría ejercer como factor de confusión para poder analizar otros resultados en estudios sobre acontecimientos cardiovasculares”, indica.
UNA APUESTA ARRIESGADA
CREDENCE, aclara el especialista, fue “una apuesta arriesgada porque incluyó pacientes con un elevado riesgo de acontecimientos cardiovasculares y renales”. En ese sentido, el médico lo considera “un hito porque el tratamiento con canagliflozina ha conseguido beneficio en las variables renales de forma independiente, a pesar de lo difícil que ha sido hasta ahora conseguir mostrar diferencias en variables duras como la duplicación de la creatinina sérica o inicio de terapia sustitutiva renal”.
Además, precisa, los resultados se han conseguido con seguridad, “es decir sin incrementar de forma significativa los efectos adversos. Este aspecto era muy importante porque existían dudas acerca de la seguridad de iSGLT2 en algunas complicaciones como las amputaciones distales o las fracturas”.
Desde Janssen indican que el estudio CREDENCE se detuvo antes de lo previsto “por resultados de eficacia positivos” y sirvió como base científica para presentar, el pasado mes de marzo, la solicitud a la Agencia Americana del Medicamento (FDA), de cara a reflejar estos datos en su información de producto. “Si se acepta la solicitud (ante la FDA), estaríamos hablando de un plazo corto. Probablemente de cuestión de escasos meses”, puntualiza el doctor José Luis Górriz
Janssen concluye que tiene un acuerdo de colaboración con la Red de Compañías Independientes Asociadas Mundipharma, que es el distribuidor exclusivo de canagliflozina en países del Área Económica Europea (EEE) y Suiza, donde los productos tienen actualmente status de Precio y Reembolso. Esto es así con la excepción de España, donde el producto es co-promocionado conjuntamente por Janssen y Mundipharma.