Francisco Reynés demuestra con Naturgy cómo comerse el elefante rosa

El coaching me aburre soberanamente y así lo he manifestado en varias ocasiones. (No necesitas un coach, necesitas un puñetazo)

Pero siento que debo recurrir a hablar de coaching para especificar la sorprendente realidad que hoy nos encontramos en Naturgy, una de las últimas compañías industriales del país. A algunos de nosotros nos cuesta reconocer ahora mismo hasta su propio nombre, seré un nostálgico, pero para mí, Naturgy sigue siendo el Gas Natural de toda la vida. No es sólo su nomenclatura, nadie reconoce en la actual gestión el ejemplo que dieron CaixaBank y Repsol para hacer crecer una compañía que ha cambiado de estrategia tanto como de accionistas.

A los que en alguna ocasión hayan malgastado algo de su tiempo (y de su dinero) con un coach motivacional les sonará la historia del Elefante Rosa. Es de primero de gurú-coach motivacional.

NATURGY: ¿CÓMO TE COMERÍAS UN ELEFANTE ROSA?

La única respuesta lógica es la evidente: poquito a poco.

Tras tan asombrosa revelación, el coach te podría desarrollar -previo pago- y durante una hora, una estrafalaria teoría que indica que el elefante representa los problemas y las tareas pesadas. Que necesitas tiempo y tranquilidad para poder afrontarlos, ya que si no son de imposible digestión. Si no vas poco a poco nunca lo afrontarás.

Se que parece una chorrada, pero date por satisfecho, por explicar este concepto tan burdo como poco sofisticado un gurú te puede soplar 30 eurillos del ala.

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Desconozco si el actual presidente de Naturgy, Francisco Reynés, contrató al mismo coach que desarrolló este concepto, pero la realidad es que lo está aplicando a rajatabla. Está despedazando la compañía poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. Trocito a trocito se va descuartizando el elefante.

En el acto comunicado a la CNMV aparece una sorpresa, es una desinversión “sin plusvalías significativas”. Coño, ¡pues no vendas y ponlo en valor!

Hace tan sólo unos días se anunciaba una nueva desinversión de Naturgy, la venta de su filial en Moldavia a Duet Private Equity por 141 millones de euros. Incluido en el plan estratégico de la compañía el interés en vender la filial empezó antes de que el propio Reynés aterrizara en Naturgy.

Hasta ahí nada particular, pero en el acto comunicado a la CNMV aparece una sorpresa, es una desinversión “sin plusvalías significativas”. Coño, ¡pues no vendas! Pon en valor la filial y trabaja para que de réditos a tu beneficio anual, y al conseguirlo, podrás tener una plusvalía y si quieres, la vendes. Comprar algo para no generar valor y venderlo posteriormente por poco más o menos lo mismo que te costó tiene poco sentido, a no ser que se trate de deshacerse de todo. Al precio que sea.

«Sin plusvalías significativas” tiene una explicación singular. El presidente de Naturgy, busca contentar a sus accionistas, los fondos GIP y CVC, está vendiendo patrimonio y deshaciendo perímetro, simple y llanamente para convertirlo en liquidez que se pueda destinar a dividendos.

Hoy, el escenario en la energética española es poco razonable. Se desinvierte en futuro, incluso aunque esas compañías y patrimonio tuvieran una aportación neta al negocio o se estuviera renunciando a poner las filiales en valor para generar plusvalías. Quieren despedazar el elefante y dejarlo literalmente en los huesos.  Sólo quedará el negocio regulado, que al estar garantizado no tiene riesgo, es simple y llanamente un bono garantizado con pago anual al inversor.

El problema de todo esto es que cuando los fondos salgan de la compañía, ésta quedará esquilada con un valor fraccional de lo que fue. Al equipo directivo no le preocupará porque posiblemente su étapa acabe junto a la de los fondos que conforman el núcleo duro accionarial. Además habrán cobrado un bonus de ciencia ficción con el beneplácito de los grandes accionistas, que son quienes se llevan los colmillos del elefante, a casa. A muchos de los empleados tampoco les importará ya porque será muy tarde, estarán engrosando las listas de paro con las salidas previstas.  Tal vez ni siquiera la histórica sede de Gas Natural estará ahí para verlo. Todo lo que tenga valor es susceptible de hacer caja con ello.

No hay interés en generar valor. Sólo en comerse el elefante rosa

Los accionistas se frotan las manos, y alaban la agresividad de Reynés. Cuentan que, en petit comité, alguno incluso le pide que baje un poco el pistón y algo más prudencia por la agresividad del plan, que empieza a levantar ampollas. Están en un escenario, para ellos idílico: descapitalizar Naturgy capitalizándose a ellos mismos, y culminarán el proceso en unos años con las tripas llenas y la venta de las acciones. Lo que quedará entonces será el reflejo esquelético de lo que un día fue una de las grandes empresas industriales del país.

Reynés se esfuerza a conciencia en contentar a sus fondos de referencia.

naturgy francisco reynés

GIP tiene un 20% del capital, es un fondo americano, con foco industrial, que al entrar en Naturgy declaró que su intención sería permanecer una década. Nadie cree que aguanten tanto y menos al ritmo de ventas y desinversiones previsto. CVC, el otro gran fondo que controla un 20%, representado en España por Javier de Jaime, Claudio Boada e Íñigo Escudero, está catalogado como un fondo agresivo (para algunos, en román paladino, un “fondo buitre”) y su horizonte temporal es mucho menos conservador. En tres o cinco años podrían cerrar su ciclo.

En las próximas fechas posiblemente se precipitarán ventas de activos en África y LATAM, y veremos pocas plusvalías en ellos. Sorprendentemente perder o cambiar dinero de manos será suficiente. El motivo es claro; no se trata de crear valor, nadie quiere crecer, se trata simplemente de devorar el elefante rosa. Y Reynés lo está haciendo de manual.

Alejandro Suárez
Alejandro Suárez
Estos son los artículos escritos por Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, CEO y Editor de Merca2.