En Abu Dabi alguien, más de uno seguro, debe estar frotándose las manos con el negocio que ha hecho con la española Cepsa. Eso sí, con cargo a los bolsillos de todos los españoles, pero bueno uno se puede imaginar que esa preocupación les dejará dormir. Cómodamente, además. El resumen rápido es que en apenas una década Mubadala Investment Company, el fondo del emirato más grande (por extensión) de Emiratos Árabes Unidos, ha logrado una rentabilidad del capital invertido cercano al 60%, esto son cerca de 5.000 millones de euros.
La primera inversión del entonces denominado International Petroleum Investment (IPIC) se cerró en 1998, pero no fue hasta 2009 que la cosa comenzó a coger velocidad. En dicho año, el fondo acomete una de sus mayores inversiones y paga hasta 3.310 millones, a Banco Santander y Unión Fenosa, para hacerse hasta con el 32,5% de Cepsa. Aun así, dos años más tarde daría el golpe final y compra a la francesa Total el 47% de la española, por importe cercano a los 3.700 millones, para, pocos días después, sacarla de la bolsa.
En 2011, IPIC había sufragado en torno a 8.000 millones para adquirir totalmente la petrolera española con el barril de petróleo por encima de los 100 dólares. Una década más tarde, con el petróleo en 70 dólares y con muy pocas perspectivas de que vuelva a alcanzar los tres dígitos, la firma de inversión The Carlyle Group ha alcanzado un acuerdo con el fondo saudita para adquirir una participación de entre el 30% y el 40% de Cepsa por un valor que podría alcanzar los 4.275 millones de euros, lo que supone valorarla por más de 10.690 millones de euros.
Vender una petrolera por un 33,6% más, mientras el precio del petróleo (en ese mismo tiempo) ha caído más de un 30% sería catalogado como un negocio redondo
En un primer lugar, vender una petrolera por un 33,6% más, mientras el precio del petróleo (en ese mismo tiempo) ha caído más de un 30% sería catalogado como un negocio redondo. Pero si se le añaden más factores, la operación es todavía mejor: primero, porque el resto de empresas se han hundido en ese lapso, así la capitalización de Repsol entre febrero de 2011 y ahora ha caído un 27,5% (ha seguido al crudo, lo normal). Segundo, porque el sector energético está en pleno cambio esencial y Cepsa, por mucho que se diga lo contrario, está muy por detrás del resto en tecnologías verdes. Tercero, porque ya ha recuperado una parte importante de su inversión vía dividendos.
Desde que Mubadala, o en su caso IPIC, se hiciera con el 100% de la petrolera española, ha sumado unos beneficios cercanos a los 2.700 millones de euros, por lo que una parte importante de los 8.000 millones ya habían sido recuperados en forma de dividendos. En concreto, ascienden a unos 2.000 millones (con un payout ligeramente por encima del 60%, un nivel similar al que presenta Repsol). Aunque podrían ser todavía más, ya que existen años como 2015 que contablemente son negativos, por efecto de las amortizaciones obligatorias por las NIIF, pero a nivel de caja (lo que realmente importa para repartir dividendos) eran positivos.
CEPSA MANTIENE LA GASOLINA MÁS CARA EN 2019
Unos beneficios que, además, en 2018 fueron récord desde que Mubadala controla la compañía, ¿quién podría imaginar tal coincidencia? Una de las razones que están detrás de esas ganancias inéditas están los bolsillos de los ciudadanos españoles. La petrolera se ha afanado en los últimos años en mantener el precio del combustible entre los más altos del sector, pero ha sido en 2018 y el comienzo de 2019 cuando más agresiva ha sido su política.
De hecho, en los dos primeros meses de 2019, según los últimos datos publicados por la Comisión Nacional de la Competencia, Cepsa ha sido la distribuidora de combustible cuyos precios han sido más caros. En concreto, la gasolina 95 ha alcanzado en sus gasolineras un precio medio de 1,257 euros frente a los 1,256 euros que mantienen en Repsol y los 1,254 euros de los surtidores de BP. La diferencia es todavía más amplia frente a otros operadores como Galp (1,238 euros) y el resto (1,223 euros).
Además, Cepsa no solo mantiene el precio más caro en sus surtidores de gasolina, sino que también fue una de las que más lo incrementó en 2018. Así, mientras que Repsol lo incrementó un 5,4% la petrolera lo subió un 5,86%, hasta convertirse en la segunda que más los aumentó levemente por detrás de Disa (+5,9%). En definitiva, para cualquier conductor que gaste unos 2.000 litros de gasolina al año, en torno a 15.000 kilómetros año, repostar en Cepsa en 2018 supuso 10 euros más que en surtidores Repsol, 16 euros más caro que en Galp y hasta 50 más que en otros operadores más pequeños.