España, con Pedro Sánchez a los mandos, tiene el discutible honor de formar parte dentro de la historia económica como conejillo de pruebas de los efectos de una fuerte subida del SMI. Un experimento que por el momento está arrojando más problemas que beneficios a los indicadores del país. La última prueba de ello, es que la tasa de mora en la banca española creció al mayor ritmo desde diciembre de 2013, esto es que ha sido el peor mes de los últimos 60.
La ratio de morosidad de las entidades bancarias en España, medido como créditos impagados entre el total de préstamos (lo que en terminología financiera se conoce como Non Performing Loans) se situó en el 5,86%, según los últimos datos proporcionados por Bloomberg. La cifra anterior supone que los impagos a las entidades en enero crecieron un 0,9%, la mayor cifra desde diciembre de 2013 y por encima de otros incrementos en otros meses de enero que se quedaron en un crecimiento del 0,7% cómo ocurrió, por ejemplo, en enero de 2018, julio de 2017 o enero de ese mismo año.
Una de las razones que podrían estar detrás de este incremento récord en los últimos años sería el mal desempeño del empleo en el primer mes del año, justo el primero en el que se sentía la fuerte subida del salario que aprobó el Gobierno socialista. en concreto, el salario mínimo interprofesional se disparó un 20% lo que podría haber provocado el aumento de los impagos, ya que la tasa de paro tiene una correlación muy fuerte con la evolución de la mora. Al final, tanto las empresas (al pagar más) como las familias (al perder su trabajo) disponen de una menor renta disponible con la que hacer frente a los créditos contratados. Lo anterior tiene su especial transcendencia, puesto que una de las mayores defensas en los incrementos del SMI se basa en un aumento del consumo, pero en realidad podría estar provocando mayores impagos.
En concreto, el número de parados subió en 83.464 desempleados en enero (un 2,6% más), su mayor alza en el mes desde 2014, cuando el incremento ascendió a 113.097 personas. Aunque las malas cifras no se quedan ahí, ya que en los primeros 31 días del 2019 la Seguridad Social perdió cerca de 205.000 afiliados. Además, para que quede más constancia del efecto del SMI, que el peor mes de enero en cinco años llegó después del mejor diciembre en once años. Por último, y sirva como aviso para navegantes, el mes de febrero fue el peor, esta vez, en los últimos seis años.
Curiosamente, este miércoles salieron las cifras de hipotecas concedidas sobre viviendas en enero que ascendieron a 36.832, un dato superior al del mes anterior con una diferencia de hasta 15.899 hipotecas. Además, en cuanto a la evolución anual, el aumento superó el 23% respecto al del mismo mes de un año antes, lo que supone estar en terreno positivo. El dato significa que la actividad inmobiliaria se encuentra en plena forma, por lo que los malos datos de empleo tendrían su explicación en la subida del salario mínimo y no a que la actividad se haya ralentizado.
En otras palabras, Sánchez habría conseguido realizar algo realmente inédito: subir el paro (de manera más amplia de lo que el ciclo habría hecho) con una medida directa y con ello volver a tensionar los balances de los bancos, que tienen mayor mora de la inicialmente prevista, a apenas un par de meses de las elecciones. En definitiva, el Gobierno socialista ha vuelto a poner de relieve aquello que explicaba Einstein sobre «la estupidez humana».