¿Por qué Apple emite una tarjeta física en mitad del tsunami de pagos electrónicos?

Una de las últimas iniciativas de Apple, la emisión de una tarjeta de crédito física, parece no solo ir a contracorriente respecto del actual momento que vivimos (con infinidad de posibilidades de pagos electrónicos) sino también de sus intereses, ya que una firma cuyo grueso de sus ingresos proviene de la venta de terminales móviles debería maximizar el pago a través de ellos. Aunque nada más lejos de la realidad, el plan de la compañía es mucho más ambicioso (y a largo plazo) que lo anterior.

El primer ladrillo de todo el ecosistema de pagos y financiación que está montando Apple se remonta muchos años atrás, hasta el surgimiento de Apple Pay. Por aquel entonces, se ha mantenido el mismo funcionamiento, los usuarios pagaban sus compras a través de sus iPhone gracias a que tenían sus tarjetas bancarias en dichos terminales. La firma de Cuppertino se llevaba un 0,15% de cada transacción, que ha llegado a suponer más de 400 millones, pero al fin y al cabo solo era un conducto de pagos para otros (bancos, principalmente).

El hecho de que Apple no asumiera en un principio el trabajo de ‘esos otros’ que se llevaban el grueso de los ingresos (hasta un 3% respecto al 0,15%) de cada transacción, se debía principalmente a que necesitaba convertir a su plataforma en un elemento cotidiano tanto para usuarios como para comerciantes. Al final, han sido cinco años de prueba y error en los que ha logrado que una parte importante de sus usuarios se hayan acostumbrado a pagar sus compras con el móvil, y llegados a este punto ¿Qué más da que el pago se efectúe con la tarjeta guardada de Banco Santander, BBVA o que se realice con una de Apple? Básicamente las bonificaciones que otorgan.

las bonificaciones que propone la firma a través de la denominada función Daily Cash son de las más altas del sector

Por lo que una vez que existe una sólida base de usuarios de Apple Pay, junto a que cada vez más gente es proclive al pago con tarjeta, solo queda abordar como ‘sobornar’ a cada cliente para que elija la tarjeta de Apple en lugar de cualquier otra. Ese punto de convencer a los consumidores se empezó a solidificar en tres escenarios: comodidad y rapidez en el pago, seguridad y por último las ofertas monetarias.

Cómo se puede comprobar en la propia presentación que hizo el presidente de la firma, Tim Cook, la nueva tarjeta se basa justamente en esos tres pilares. Así, la comodidad y la rapidez se alcanza gracias al uso de la inteligencia artificial de tal manera que toda la información financiera está expresada en tiempo real y es lo más clara posible. El segundo punto se afianza gracias al uso de la huella dactilar o el reconocimiento facial que ya se usaba en los propios dispositivos, por lo que no supone ningún coste extra para Apple.

Por último, las bonificaciones que propone la firma a través de la denominada función Daily Cash son de las más altas del sector, lo que supone un fuerte incentivo para captar usuarios. Así, la media del sector en forma de repagos en efectivo (u otro tipo de ofertas) a sus clientes se movía en torno al 1%, se quedan un 3% de cada transacción, una cifra que ahora Apple sitúa en el 2%. Además, se guarda la carta de ofrecer promociones en sus propios productos (almacenamiento en iclouds, descuentos en la compra de productos y todo tipo de ofertas) para afianzar todavía más el ecosistema de la compañía.

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Aun así, el anterior círculo en el ecosistema se puede invertir, de tal manera que se llegue al ecosistema de Apple gracias a los descuentos que ofrece su tarjeta, en este punto entra en juego la tarjeta física. Para empezar se debe recalcar que en el caso de las tarjetas, al contrario que con los dispositivos móviles, no existe sensación de pertenencia a ninguna marca (Visa, Mastercard o cualquier entidad bancaria), por lo que una retribución más alta puede ser suficiente para ganar una base más amplia de clientes que una vez están dentro de Apple podrían tener la alternativa de adentrarse más en su ecosistema. En definitiva, el lanzamiento de un sistema de pagos sumerge todavía más al cliente en el mundo Apple, pero a su vez al hacerla también física atrae a usuarios a ese ecosistema.

Ahora, el camino no terminaba con la tarjeta, sino que el recorrido todavía es mucho más largo. Los próximos pasos que dará la compañía se asemejan a los que ya dio en su momento con Apple Pay, pero ahora para cerrar el círculo ya como banco. En primer lugar, convencer a cada vez más usuarios de usar una función de Apple (tarjeta o móvil) cada vez que llevan a cabo una operación financiera. Por otro lado, que la gente se acostumbre a que su móvil es su propio banco, al igual que antes esperó a que el móvil fuera su tarjeta.

La situación obviamente es a muy largo plazo, pero está presente y una vez que esté en funcionamiento Apple Bank solo dos apuntes más (para saber los siguientes pasos del gigante): por un lado, ya está desarrollando su propio vehículo (el dinero no saldría de la empresa) y su target, que suele ser ‘premium’, le da cierta fortaleza frente al mayor peligro que tiene cualquier entidad bancaria, los impagos.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2