Las diferentes normativas europeas que han puesto veto a los vehículos de motor diésel han dejado un inesperado vencedor: el paladio. Este metal precioso se ha revalorizado un 80% desde agosto del año pasado.
La Unión Europa está decidida en quitar de sus carreteras los coches diésel. Para ello ha marcado varias fechas clave en el calendario. A largo plazo, el organismo europeo Transport & Environmet (T&E) ha marcado como objetivo que en 2050 el transporte del continente sea descarbonizado. En el corto, el T&E ha estimado que 2030 debería ser el año en el que se vendiese el último coche con estas características “o el 2035 a más tardar”.
En España, el Gobierno de Pedro Sánchez anunció recientemente en un Consejo de Ministros que el anteproyecto de Ley de Cambio Climático recogerá como fecha límite 2040 para permitir la matriculación y venta de coches que utilicen combustibles que emitan CO2 (diésel y gasolina e híbridos). Pese a las incoherencias denunciadas por todas las asociaciones y patronales del sector, el trámite legislativo sigue su curso.
Estas fechas contrastan con uno de los mayores problemas del parque móvil en España: su envejecimiento. La edad media de los coches que circulan por las carreteras nacionales se situó el año pasado en 12,5 años y el 31,7% tiene más de 15 años. Es más, la edad media del parque seguirá creciendo hasta situarse en los 13,7 años en 2025, según las estimaciones de Faconauto.
Todas estas propuestas y medidas legales han provocado que las ventas de los vehículos diésel caigan estrepitosamente en favor de los modelos gasolina y de motores alternativos. En concreto, los modelos diésel han pasado de representar el 61% de las ventas en Europa en 2016 al 30% en 2019, con respecto al total del mercado, según los datos de la consultora especializada JATO.
EL PALADIO, MÁS VALIOSO QUE EL ORO
¿Qué tiene que ver el paladio con todo esto? Este metal precioso de símbolo Pd y número atómico 46 se utiliza en la industria automovilística para la producción de los catalizadores que llevan los vehículos gasolina. Este material blanco, dúctil y maleable que convierte hasta el 90% de los gases nocivos de escape de los automóviles (hidrocarburos, monóxido de carbono y óxido de nitrógeno) en sustancias menos nocivas (nitrógeno, dióxido de carbono y vapor de agua).
La entrada en vigor del nuevo protocolo de emisiones WLTP (Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros traducido al castellano) es otro factor a tener en cuenta en el boom del paladio. Los exámenes a los que se enfrentan los vehículos antes de salir al mercado evalúan con mayor precisión los gases contaminantes que emiten los motores, por lo que la presencia de este elemento de la tabla periódica se ha hecho más imprescindible para los fabricantes.
El aumento de la producción de vehículos gasolina e híbridos (con motor gasolina) ha provocado un consiguiente crecimiento de la demanda de este metal precioso. A más demanda, más precio. Ley básica de economía. Tanto su cotización como la de las empresas mineras que extraen el paladio, sobre todo en Sudáfrica y Rusia, están registrando grandes subidas.
Desde agosto de 2018, el precio del paladio en Nueva York ha pasado de cotizar por debajo de los 900 dólares a superar los 1.500 dólares. Representa una subida superior al 80%. En 2019 acumula un ascenso del 26,4%. Esta escalada le ha llevado a convertirse en un metal más valioso que el oro, actualmente en el rango de los 1.300 dólares la onza.
De la misma manera, las empresas que extraen y comercializan el paladio están viviendo grandes momentos en bolsa. La mayor del mundo es la rusa Norilsk Nickel, que produjo 2,78 millones de onzas en 2017. La segunda, a una distancia considerable, es la norteamericana Anglo American Platinum. Ambas registran tendencias alcistas en sus cotizaciones. En lo que va de año, las acciones de Norilsk Nickel han subido un 7% y las de Anglo American Platinum un 10,8%.