Francisco González (BBVA) dimite tras la ‘Operación Trampa’

Y al final cayó. Francisco González, el banquero que se creyó inmune a sus propias artimañas, finalmente ha tenido que dejar la compañía a la que ha dedicado gran parte de su vida. El Villarejo que usó para creerse más listo que nadie se ha vuelto en su contra años después. Ahora será un jubilado más.

Esta decisión se produce justo a las puertas de una Junta de Accionistas que se preveía como la más tensa de los últimos años. Y es que la situación emitía un hedor insoportable. Más esta semana cuando MONCLOA.com publicaba nuevas aventuras, esta vez contra el empresario Fernando Martín.

¿UN ABANDONO TEMPORAL?

Como la historia en sí misma, el final ha sido un poco raro, puesto que en una carta remitida al presidente del banco, Carlos Torres, González se muestra convencido de que su decisión «ayudará a entender con qué rigor, falta de interés personal y compromiso hemos trabajado durante tanto tiempo».

González, que pide a su sucesor que traslade la carta al consejo de administración con todo su «afecto y gratitud», señala que desde hace un año «hemos sufrido una larga y continua agresión mediática derivada de las investigaciones policial y judicial, sobre un caso de gran repercusión periodística en torno a un excomisario de policía y su trabajo al frente de una empresa de investigación contratada en su día por el banco».

El caso es que todo eso lo hace bajo la fórmula de abandonar temporalmente el banco. Algo que no se entiende muy bien lo que significa, en qué posición queda su figura y, lo más gracioso, ¿significa que volverá a sus cargos?

TURNO DEL JUBILADO TEMPORAL

Ahora, entre su jubilación y lo que sacó de información al expresidente blanco le podrá llevar a ver más a su Real Madrid. Porque FG era muy de derechas y del Madrid. Como dios manda. Así es Francisco González, el expresidente de BBVA. Tras la salida de César Alierta de Telefónica, FG fue el último negrito que quedaba de las privatizaciones realizadas por el Gobierno de José María Aznar, término que en las instancias cercanas al poder se utiliza para definir a los presidentes de corporaciones colocados a dedo en la ola privatizadora de finales de los años noventa del pasado siglo.

FG era muy de derechas y del Madrid. Como dios manda

La filiación política del presidente de BBVA siempre ha estado fuera de toda duda y las ha tenido tiesas con el PSOE, especialmente en la etapa de Zapatero cuando salvó in extremis un órdago lanzado por la Sacyr de Luis del Rivero en una operación de asalto respaldada por el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián.

Ahora ya conocemos que detrás de todo eso se cocinó una de las tramas de espionaje más surrealistas que ha dado la historia de España. Y es que durante la investigación que ha llevado a cabo MONCLOA.com se ha podido ver el reverso más tenebroso de la figura de Francisco González. Alguien que controló a los medios y gastó una cantidad ingente de euros en saber qué querían hacer los demás.

Pero ahora González tendrá tiempo y lo podrá dedicar al club merengue, una afición que viene de lejos, quizás porque su provincia natal (Lugo) no tiene equipo en primera división. El banquero gallego asiste a los partidos que juega el Madrid en el Santiago Bernabéu pero nunca se le puede ver en el Palco, lugar que evita frecuentar para no cruzarse con políticos, empresarios y periodistas, de los que huye como de la peste.

El presidente de BBVA disfruta del juego del Real Madrid desde su asiento de abonado, y ahora lo hará más que nunca, como uno más de los miles de socios que acuden al coliseo blanco y se llevan el bocadillo de casa. Los que le conocen aseguran que una de las grandes obsesiones de González es limpiar su imagen de enchufado del PP en particular y del mundo político en general, motivo por el cual se aleja de los focos y elude los saraos siempre que tiene la posibilidad de hacerlo. Aunque ahora todo eso será más complejo.

FG EN EL PLANO PERSONAL

En lo personal, González es una persona famosa por mantener las distancias y, en ocasiones, por ser un hombre hosco y antipático, aunque cuando baja las defensas es un hombre afable y sencillo. El se defendía en una reciente entrevista a ABC  justificando su actitud por la “necesidad de mantener las distancias para que ninguna sombra de duda se cierna sobre la independencia del banco”. Ahora, gracias a sus actividades de espionaje en 2004, todo eso ha cambiado.

Sirva como ejemplo su oposición numantina a ceder a presiones políticas como sucedió el caso de la salida a Bolsa de Bankia, operación en la que no participó BBVA a pesar de las peticiones/presiones que recibió del Palacio de Moncloa y del Banco de España.

LOS NÚMEROS ROJOS DE FG

Su trayectoria en el banco ha sido como la del Titanic. La capitalización no ha hecho más que desinflarse. Cuando entró por la puerta FG, era de 50.620 millones de euros. Sus números han menguado hasta los 31.522 millones de euros. Por tanto, la rentabilidad negativa ha sido del 37,7%.

Es que ha retribuido a los accionistas con 22.000 millones de euros, podrían decir sus seguidores. Casi la misma cantidad que ha pedido en ampliaciones, podrían argumentar sus detractores. Además, estos últimos podrían situar en la balanza otro hecho de los que escuecen, aunque las comparaciones dicen que son odiosas.

La capitalización no ha hecho más que desinflarse

Allá por el año 2000, la capitalización de su gran rival, Banco Santander, era pareja a la de BBVA. Hoy, está situada en 64.783 millones de euros. Por tanto, frente a los números rojos del 38% de BBVA, la entidad de la llama roja ha tenido números verdes: 27,9%.

Dicho de otra manera, aquel inversor que pusiera 100.000 euros en una y en otra entidad hace 18 años, vería el banco azul como un auténtico desastre, ya que su dinero habría menguado hasta los 62.300 euros, mientras que la entidad ahora presidida por Ana Botín le habría reportado 127.900 euros. Por eso, la junta general de accionistas durante los últimos años ha sido un altavoz para denunciar tamaña pérdida. FG ponía cara de palo y escuchaba impertérrito el rapapolvo. Tocaba tragar.

El mal momento de la acción, por tanto, le ha hecho acreedor al título de banco menos rentable en lo que llevamos de siglo. La máxima de que todo dirigente debe maximizar valor para sus accionistas no ha sido un mantra cumplido. Incluso durante 2015 llegó a salir del top ten de bancos sistémicos mundiales.

Y ENTONCES EMERGIÓ VILLAREJO

El último episodio y que ha supuesto la puntilla definitva se ha producido esta semana. BBVA puso en manos del excomisario Villarejo el encargo de recuperar una deuda de unos 80 millones de euros que el constructor Fernando Martín mantenía con el banco, según los documentos descubiertos por MONCLOA.COM. El comisario controló el tráfico de llamadas telefónicas y realizó seguimientos personales para sus investigaciones.

El encargo quedó reflejado en unos documentos dentro de lo que denominaron como “Informe Fish”. Estos archivos están fechados en diciembre de 2009. Uno de ellos señala que el encargo del BBVA se realizó a través de la firma de abogados Simmons & Simmons.

Villarejo señala en uno de estos informes que requirieron sus servicios en varias reuniones y, ya de manera formal, en una que mantuvieron el 24 de noviembre de 2009. Ambas partes suscribieron un acuerdo de confidencialidad.

El comisario realizó un estudio económico del encargo con dos presupuestos. El primero con un coste “a determinar según resultados”, con una duración de seis a nueve meses. Villarejo se llevaría el 12,5% de los bienes o el efectivo recuperado, más una provisión de fondos de 575.000 euros. El segundo presupuesto ascendía a cuatro millones de euros.

El presupuesto de la acción fue de 4 millones de euros, un millón como provisión de fondos

En estos trabajos estaban incluidos, según estos presupuestos y otros documentos dentro de este proyecto, “vigilancias, seguimientos, filmaciones y controles electrónicos, (si fuera necesario)”. Además, esta propuesta incluía desplazamientos a cualquier lugar dentro de España y seis desplazamientos internacionales.

El trabajo incluía el “hostigamiento y en la medida de lo posible, boicot” de las actividades de las personas del entorno de Fernando Martín, que le ayudaran en la tarea de alterar su conducta contra el banco y que “con ello comience el proceso de cometer errores estructurales”.