Los cuatro problemas que hacen imposible aparcar en Madrid

Aparcar en Madrid (sin gastar mucho dinero) se ha convertido en misión imposible para aquellos que por trabajo u ocio tienen que desplazarse diariamente en coche privado a la capital.

Analizamos los cuatro principales problemas que han llevado a esta situación, sin que nadie parezca encontrar una solución eficaz.

1.- Protocolos anticontaminación

Las restricciones de movilidad al tráfico privado para limpiar paulatinamente el contaminado aire de Madrid contrastan con las limitaciones de aparcamiento que encuentran vecinos y conductores en los barrios que están fuera de la M-30.

Manuela Carmena y su equipo de Gobierno han revolucionado durante su legislatura la circulación en la capital. Comenzó con la implantación de protocolos anticontaminación que limitaban la velocidad en la Calle 30, los accesos a la M-40 y el aparcamiento en la zona SER en casos graves. Antes de su definitiva reforma, recortó el tráfico Gran Vía durante Navidad de 2017 para dar más espacio a los viandantes en las aceras. El proyecto estrella ha sido Madrid Central.

Todos ellos han provocado un efecto huida del centro de Madrid por parte de los conductores privados. Los únicos ganadores han sido los aparcamientos. Si algún descuidado entra en Madrid Central y no quiere ser multado a partir de marzo tendrá que pasar por la caja de los parkings. Eso, o la caja del Ayuntamiento.

2.- Las promesas incumplidas del Ayuntamiento

Para contrarrestar las restricciones de acceso a la capital, la alcaldesa de Madrid prometió doce aparcamientos disuasorios gratuitos “siempre que se usen durante unas horas determinadas y para utilizar luego el transporte público”. En 2019 está prevista la inauguración de tres (Pitis, Canillejas y Fuente de la Mora), con cerca de mil plazas para coches y motos. El presupuesto inicial ascendía a cinco millones de euros. Fuentes municipales solo confirman que se abrirán “durante 2019”. Quizá las elecciones de mayo cambien o aceleren los planes del Ayuntamiento.

Todas personas que viajan a Madrid a trabajar cada día se plantean cómo ir. Una opción al coche es el transporte público. En 2017 más de 900.000 usuarios utilizaron el servicio de Cercanías Madrid a diario, según datos oficiales. En cuanto al autobús, en octubre de 2018 utilizaron los autobuses interurbanos de Madrid 46,5 millones de personas, un 3,6% más comparado con el mismo periodo de 2017, según los datos del INE. Es más rápido, barato y menos contaminante frente a la opción del vehículo privado, pero las bajas frecuencias en algunas líneas, las aglomeraciones (y los consiguientes olores) y los parones sin motivo aparente provocan que muchos opten por el coche.

En concreto, las últimas cifras oficiales del Ayuntamiento estiman alrededor de dos millones de vehículos diarios dentro de la M-40. Claro, tienen que aparcar y el humo que emiten al buscar aparcamiento también contamina. Los más afortunados (por nivel económico o capacidad de su empresa) pueden dejar sus coches en aparcamientos privados. El resto, busca en los barrios que se salvan del SER para aparcar gratis, aunque luego necesiten coger el transporte público para llegar a su lugar de trabajo.

3.- La arquitectura del extrarradio de Madrid

En estos lugares se produce un efecto trasvase. Los sitios que dejan los vecinos por la mañana para ir a trabajar son ocupados por curritos de fuera que llegan a la capital. Por la tarde ocurre lo mismo en el sentido contrario. Aunque, tal y como reconocen algunos, el problema del aparcamiento no es nuevo. “Viene de años atrás porque las casas son antiguas, sin garajes y ahora las familias tienen varios coches”, declara la presidente de la Asociación de Vecinos de Aluche, Ana del Rincón.

Los pisos del ‘baby boom’ que inundaron los barrios periféricos de la capital que acogieron el éxodo rural en su mayoría son edificios de al menos cuatro plantas, con grandes concentraciones de colonias en poco espacio y nulos espacios para el aparcamiento más allá de las calles. El incremento de la renta media ha permitido el aumento del parque móvil, pero las calles y los sitios disponibles se han quedado como estaban.

4.- El coche compartido 

Las cuatro principales compañías de coche compartido (Car2go, Wible, Emov y Zity) que ofrecen sus servicios en Madrid suman 2.600 vehículos eléctricos sin restricciones de circulación por la ciudad y alrededores.

Carsharing Madrid ok
Fuente: elaboración propia con datos de las compañías.

Además, trabajan para ampliar servicios más allá de la capital y con otras modalidades. El más veterano de los cuatro, Car2go, incluyó en su radio de actuación 33 nuevos barrios el año pasado. Wible, la empresa lanzada por KIA y Repsol, da cobertura a la periferia madrileña, acercándose a los vecinos de Getafe, Leganés, Villaverde, Pozuelo, Aravaca y Majadahonda gracias a las tres bases estratégicas situadas en Villaverde, Las Tablas y Pozuelo donde, además de gestionar el mantenimiento y recarga de los vehículos, el usuario puede aparcar su vehículo privado, dentro o en sus inmediaciones, y coger un Wible con el que circular por Madrid.

En el caso de Emov, su director de Marketing y Comunicación, Carlos Blanco, anuncia que “tenemos la previsión de introducir un piloto de cinco furgonetas Citröen Berlingo Full Electric en las próximas semanas con la idea de ampliar este número antes de verano”. Zity, participada por Ferrovial y Renault, ha estrenado recientemente su servicio en Alcobendas tras su incursión en Vallecas. Además, es la primera que permite aparcar en el aeropuerto de Madrid (por ahora gratis).

Car2go Madrid
Área de actuación de Car2go en Madrid.
Emov Madrid
Area de actuación de Emov en Madrid.
WiBLE Madrid
Área de actuación de Wible en Madrid.
Zity Madrid
Área de actuación de Zity en Madrid.

En el otro lado de la balanza están todos los aparcamientos que ocupan estos casi 3.000 coches (tanto dentro como fuera de la zona SER). No contaminan, pero tampoco pueden desaparecer. Por ello, residentes, repartidores y conductores privados encuentran más dificultades para aparcar en zonas restringida (y ahora algunas ya sin restricciones). Además, las ayudas fiscales a la compra de vehículos eléctricos (sobre todo en Madrid y Barcelona) pueden hacer decantar al usuario habitual de este servicio por adquirir uno de estos coches alternativos.