AT&T está en plena transformación de una teleco convencional a un conglomerado que reúne medios y servicios inalámbricos. Esto se refleja en sus cifras financieras, entre las que destacan altos dividendos, fuerte generación de caja, elevada deuda y una acción que lleva una década vagando por el desierto.
La firma de telecomunicaciones estadounidense anunció que el año pasado 2018 ganó 19.370 millones de dólares, un 34 % menos que en 2017, cuando le impactó positivamente la reforma fiscal de Estados Unidos. La empresa estadounidense con sede en Dallas (Texas) tuvo un beneficio por acción anual de 2,85 dólares, por debajo de los 4,76 dólares obtenidos en el ejercicio previo, en el que las ganancias fueron de 29.450 millones.
Las cifras operativas esconden un problema principal que ha puesto en alerta a los analistas, su segmento de televisión no despega y sus últimas adquisiciones milmillonarias apenas ofrecen resultados. El agujero viene de su servicio de transmisión de televisión por suscripción, DirectTV Now, que está sufriendo una auténtica hemorragia de suscriptores.
La división de canales de cable ha acumulado dos años de caídas en el número de suscriptores, desde los máximos que alcanzo tiempo atrás (con 21 millones) se han dado de baja un 9% (hasta los 19,2 millones). Las cifras operativas obviamente también han sido muy malas con un derrumbe del 17,4% de los ingresos operativos en el último trimestre del año para AT&T.
Aunque los problemas en DirectTV no son los únicos, también está generando problemas en AT&T el segmento de Warner Media. HBO y Turner perdieron volumen de ingresos respecto a las cifras que presentaron en 2017, aunque sin duda la mayor preocupación viene de la plataforma de series y cine cuyos cobros por comisiones se redujeron hasta un 3%. Solo Warner Bros dio una alegría a la segunda teleco de EEUU.
La caída de los ingresos también se trasladó a los segmentos de telefonía, ya que la división de telecomunicaciones cerró el último trimestre con una caída cercana al 4%. Con todo ello, el principal objetivo ahora de la compañía es seguir reduciendo su deuda, que en el 2018 logró dejar en 171.000 millones de dólares desde los 180.000 millones con los que comenzó el año. Aunque lo más difícil llegará en este 2019, ya que los inversores y accionistas exigen a la directiva reducir el volumen hasta los 158.000 millones, lo que supone aumentar más de un 40% el ritmo de reducción respecto a este último año.