Vodafone se encuentra ante un nuevo quebradero de cabeza. La entrada en vigor, este pasado día 1 de enero, de la nueva normativa NIIF 16 puede provocar que la compañía británica se replantee algunas de sus decisiones en gasto de capital futuras, de tal manera que se vea obligada a cerrar alianzas con sus competidores de cara al desarrollo del negocio. Una limitación que en el caso de otras firmas del sector será menos acuciante.
La nueva normativa tiene como especial característica que elimina la distinción entre arrendamientos operativos y financieros. Con ello, los primeros pasarán a los balances como activos de «derechos de uso» y se les debe aprovisionar con sus pasivos correspondientes. En definitiva, lo que provoca la nueva regulación es que dichos gastos pasen a ser considerados como deuda.
En el caso del sector de las telecomunicaciones, la reclasificación afectará a los contratos de redes que se clasificaban como arrendamientos operativos y que ahora serán reconocidos como deuda. Por ello, las firmas estarán «incentivadas a llegar acuerdos en la compartición y despliegue conjunto de este tipo de activos, de tal manera que puedan minimizar los gastos y reducir los pasivos reconocidos», según señalaba la consultora PwC.
Entre las firmas del sector que más aumento de deuda les va acarrear la nueva normativa están Tele2, Telenor y Vodafone. De hecho, el cambio contable provocará que la deuda de firma británica despegue en 2.500 millones de euros, sin contar las próximas inversiones en capital que vaya a realizar la compañía, en su próxima presentación de resultados. Una situación que va a obligar a la empresa a encontrar nuevos socios con los que cerrar alianzas estratégicas.
Un ejemplo de lo anterior ha impulsado el acuerdo no vinculante que ha suscrito junto a Telefónica para ampliar el actual contrato de compartición de redes en Reino Unido y construir también juntos la infraestructura móvil de 5G en la región. El despliegue de la nueva tecnología es uno de los grandes costes que asumirán las firmas del sector en los próximos años y que obligará a múltiples acuerdos en el sector.
El hecho de que Vodafone sea una de las más castigadas con la nueva normativa, más del doble que Telefónica por ejemplo, añade más presión a la firma. En la actualidad, la teleco británica está en una situación complicada. Pese a que en el aspecto puramente operativo la compañía ha presentado unas cifras algo mejores que años atrás, también presenta importantes problemas. Su volumen de ingresos, con debilidad manifiesta en Italia y España, su cambio de posición en el sector (más enfocado al ‘low cost’) y el Ere que ha presentado para más del 20% de su plantilla ponen la cruz sobre la compañía que además en este 2019 tendrá que asumir el peso de la nueva contabilidad que le perjudica.