FG, el jubilado de oro

Francisco González ha logrado, al jubilarse de su posición de presidente del BBVA, acceder al fondo de pensiones de 79,7 millones de euros que le ha preparando su propio banco en los 20 años en que ha estado en su cúpula. Pero, siendo esta circunstancia afortunada, el momento en que la suerte giró para Francisco González, FG, llegó en 2001, al hilo de una información sensible que usó con habilidad.

La habilidad a la hora de manejar claves e información sensible ha sido una constante en la vida profesional de FG. De esta manera ganó el pulso a quien era entonces co-presidente del nuevo gran banco, Emilio Ybarra. El caso “Alico” sacó a la luz unas feas prácticas de la cúpula vasca del banco relacionadas precisamente con los fondos de pensiones de sus directivos, que González denunció y movió con habilidad ante el gobernador del Banco de España, que en aquel 2001 era Jaime Caruana. Eran los albores de la banca moderna española, los primeros 2000.

Para aquel entonces FG ya era un hombre rico. Había vendido hábilmente en el momento preciso FG Valores a Merril Lynch por casi 23 millones de euros. Pocos días después de consumar la operación, José María Aznar y Rodrigo Rato, presidente y vicepresidente para Asuntos Económicos a la sazón, le planteaban el apasionante reto de presidir el banco público Argentaria y pilotar su privatización. Argentaria, la A del BBVA.

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Francisco González ha sido un presidente con poca cartera del banco en sus manos. Es decir, no ha tenido un vínculo poderoso de propiedad, como ha ocurrido en el caso de otros insignes banqueros, como la familia Botín. Por eso su posición ha sido la de primer ejecutivo de los accionistas, empleado de su propio banco. Y por eso ha tenido siempre una debilidad ante posiciones de control del banco que lo eliminaran del sillón presidencial.

Eso ocurrió en 2004-5 durante el asalto al poder de Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr-Vallehermoso. En una entrevista por su jubilación, FG ha explicado al diario El País que contrató al comisario José Manuel Villarejo “para defenderse”. El problema es si esa defensa y ese contrato lo pagó FG –que aparentemente no fue así– o si su defensa del puesto de presidente lo pagaron los accionistas, como finalmente parece que fue.

La trama de Luis del Rivero –RIO en los tremendos informes de Villarejo del ‘Proyecto Trampa’– estaba secundada desde una zona del Ala Oeste de La Moncloa y también por unos cuantos importantes actores de la economía española. El asalto al BBVA quedó en fracaso, tras las oportunas maniobras de FG y su GIA.

Podría pensarse que a partir de ahí comenzó la vida plácida de FG en el sillón del banco. Al cumplir los 67 años cambió los estatutos del banco para poder alargar su mandato hasta los 75 años. Con un sueldo en su último ejercicio de 2,47 millones de euros, más un aporte en acciones del banco, FG gobernó el BBVA hasta situarlo el segundo en el escalafón español, sorteando tiempos de crisis como la última financiera. Y alguna que otra de reputación.

Ausbanc era, además de una pretendida asociación de usuarios de banca, un grano en el zapato del BBVA. Una vez consolidado en el sillón, con el banco a buen ritmo, dos cosas han obsesionado a FG: que fuera un banco enormemente tecnológico, y su reputación. En lo primero las cosas no salieron demasiado bien, La Caixa y otros bancos han ido por delante, a pesar del buen esfuerzo inversor de BBVA en innovación tecnológica. En lo segundo estaba Ausbanc, pregonando cosas poco bonitas del banco en lo que la Justicia cree que eran chantajes. FG recurrió a su talento para la información confidencial y los movimientos en las sombras. Los mentores de Ausbanc fueron a prisión y se acabó el Pepito Grillo que, presuntamente a cambio de mordidas, importunaba a bancos como el suyo.

El BBVA jubiló a su poderoso jefe de seguridad, Julio Corrochano, con el principio de curso, en otoño, justo cuando saltaba el escándalo de las conversaciones entre la ministra Dolores Delgado y el comisario Villarejo. Poco después se iba a jubilar el mismísimo FG, con 75 años. A los casi 80 millones de euros de su fondo de pensiones hay que añadir los 30 millones en que está valorado el 0,66% de las acciones que posee del banco. Y, además, seguirá como presidente honorífico. Un jubilado de oro.