Las elecciones andaluzas repartieron con anticipación carbón y escaños según se portaron antes los partidos políticos (regionales y nacionales), especialmente en 2018, año prolijo en novedades. Las opciones políticas relevantes pasaron de cuatro a cinco. ¿Ocurrirá igual en las próximas elecciones locales, autonómicas, europeas y generales? Probablemente.
Sigue la sangría del bipartidismo. Gobernar en solitario es cada vez más difícil. Es imprescindible negociar apoyos parlamentarios u organizar coaliciones. PSOE y Ciudadanos suman 54, siendo la mayoría absoluta de 55. Esta posibilidad requeriría obtener algunas abstenciones o apoyos ajenos y es improbable porque, aun siendo el primero, el PSOE andaluz perdió demasiado y muchos piensan que ésta es una oportunidad para relegarlo a la oposición.
Cabe, más probablemente, un acuerdo entre PP y C’s con el apoyo activo o pasivo de Vox, salvo que PSOE o Adelante Andalucía se abstuviesen. También podría instalarse en San Telmo el PP “a lo Pedro Sánchez”, con 26 escaños de 109 y el beneplácito de C’s y Vox. Está también la opción constitucionalista para evitar AA y Vox. Un acuerdo entre PSOE, PP y Ciudadanos, quedando la Presidencia en manos de C´s, estilo Borgen, como dicen ahora. Sin Investidura se repetirán las elecciones. ¿Alguien las desea? ¿Vox para seguir sumando descontentos?
VOX Y SU APOYO
El apoyo de Vox es comprometido para Ciudadanos. El PP se considera legitimado a ello del mismo modo que el PSOE utiliza la muleta de Podemos. Vox representa un hartazgo por la situación en Cataluña, que algunos quieren resolver erróneamente solo con mano dura; inquietud por un futuro incierto; y enuncia, con una abstención significativa, un rechazo a los apoyos nacionalistas, secesionistas y extremistas de Sánchez. Dicen que caza y tauromaquia también favorecen Vox. En EEUU, el “Gun Lobby” les apoyaría. En Francia, Marine Le Pen.
Debiera fomentarse el entendimiento entre los constitucionalistas y una convocatoria de elecciones generales, pero cuando celebramos los 40 años de la Constitución, reconociendo a los Reyes eméritos lo que es suyo, la sensatez ya no abunda tanto en nuestros partidos como el sectarismo y la tontería.
¡Susana Díaz dice que sin Vox ha ganado la izquierda! Una gansada, porque, precisamente, Vox cosechó 12 escaños en zonas deprimidas; con inmigrantes; o recelosas de esas malas compañías de Sánchez. José Luis Ábalos favoreció enseguida su dimisión y rechazó apoyar a C´s para evitar dar cancha a Vox. Reclama que otros se abstengan para que gobiernen los socialistas tal como hicieron estos permitiendo la Investidura de Mariano Rajoy. Olvida que, entonces, Pedro Sánchez enarbolaba el “no es no”.
Pablo Casado no triunfó en Andalucía. El sueño de José María Aznar sería un acuerdo entre PP, C’s y Vox para recomponer la derecha que, asegura, le legó unida a Mariano Rajoy. Albert Rivera está en situación difícil: o pacta una modalidad que destaque su vocación centrista o se pone una careta de derechona si alterna con Vox. Desde Barcelona, Manuel Valls quiere evitarlo.
No puede pretender Pedro Sánchez que la responsabilidad del resultado en Andalucía sólo sea de Díaz. Las políticas nacionales han incidido también, junto al desgaste de casi 40 años mandando desde Sevilla y la mancha de los ERE. ¿Puede seguir Sánchez gobernando si no le aprueban pronto sus presupuestos para 2019? Demasiados decretos suplantan al Parlamento, incluso desde 2016, ya con Rajoy.
“Manqua finezza”, decía Andreotti de la política española. Más bien, falta seriedad. Los políticos no son lo que eran. Son veletas ambiciosas que siguen vientos cambiantes. Como provienen de la sociedad, será que la sociedad tampoco es lo que era. ¿Esa es la cuestión? No. “Manqua” liderazgo con sentido del Estado.
Carlos Miranda es Embajador de España