Sánchez Romero se define como una pequeña tienda especializada, con productos exclusivos, de calidad y precios que distan mucho de cualquier ‘súper’ de barrio. Tales características le han hecho valedora de ser la cadena más cara del país con unos precios un 71% más caros de media que los de una más barata, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Pero esta calificación no está reñida con ser de las que más caso hacen a Greenpeace en su lucha contra el plástico innecesario.
Ser sostenible está de moda entre las cadenas de distribución. Greenpeace lanzó este año la campaña mundial #NoPlastic, a través de la cual denuncian la enorme cantidad de plásticos de un solo uso innecesarios que llenan los carros de la compra y que acaban contaminando los océanos, como las cebollas en bandeja de poliespan o los pepinos envueltos en plástico. De ahí su denuncia por envasar “de manera ridícula frutas y verduras”. La organización demanda que los supermercados eliminen los plásticos de un solo uso y fomenten alternativas de compra sostenible.
Una de estas alternativas es volver a la venta a granel en la sección de frutería, práctica que los nueve establecimientos de Sánchez Romero cumplen a la perfección. Dentro de estos encontramos un surtido de fruta y verdura que se ofrece a granel y sin envases de plástico. Además, como valor añadido la frutería cuenta con un especialista, que se ocupa de atender y aconsejar a los clientes. Todo lo contrario que en cualquier establecimiento donde es el usuario el que se sirve y pesa la fruta.
Y en un paso que va más allá por la sostenibilidad, basta con acercarse al supermercado Sánchez Romero de la Castellana (Madrid) –que curiosamente es el más caro de la cadena y de España– para ver como ofrece a sus clientes bolsas de papel para guardar la fruta comprada a granel. La mayoría de supermercados con venta a granel ofrecen bolsas de plástico para la fruta. Son legales por ley, pero menos sostenibles.
En el lado opuesto está Carrefour. La cadena francesa es de los distribuidores en España que más productos envasa en plásticos de un solo uso y menos alternativas a granel ofrece, según la asociación ecologista.
Sánchez Romero nació como una pequeña tienda especializada en La Castellana, que inauguró, en 1954, Eduardo Sánchez Romero. Cuenta actualmente con nueve supermercados; todos ellos en el centro de Madrid y en barrios cuyo nivel adquisitivo es alto. A cierre de 2017, obtuvo una facturación de 35,89 millones de euros, un 13,4% más que en el año anterior.
GUERRA AL PLÁSTICO
Desde el 1 de julio, cualquier comercio está obligado a cobrar por las bolsas de plástico de entre 15 y 50 micras, que son las que más se utilizan ahora (las más ligeras, empleadas en productos a granel, pueden seguir regalándose).
De hecho, algunas como Mercadona han incorporado en algunos de sus supermercados la posibilidad de que sus clientes se lleven la compra en bolsas de papel o cajas de cartón. La empresa de Juan Roig tiene previsto implantar en sus más de 1.600 establecimientos esta medida a lo largo de 2019.
Y antes de que acabe el año, Lidl dejará de vender bolsas de compra de plástico en sus 550 tiendas en España, excepto las bolsas de sección como las usadas en la frutería.
144 BOLSAS DE PLÁSTICO
Cada español consume al año 144 bolsas de plástico. El 90% solo se usan una vez y luego se tiran a la basura. Tardan en descomponerse completamente entre 100 y 500 años, según recuerda el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
El impacto del plástico sobre el medioambiente es negativo. Según Greenpeace, la producción de plásticos sigue aumentando cada año a un ritmo alarmante y solo una pequeña cantidad de lo que se produce se reutiliza o recicla. En 2011, más de 690 mil toneladas de envases de plástico se pusieron en el mercado solo en España, donde se recicla menos de un 35% de esos envases cada año.
Asimismo, denuncian que los plásticos de un solo uso están contaminando el planeta, y afectando a más de 550 especies de animales marinos, que los ingieren o se enredan con ellos.