La Junta de Andalucía esconde más de 375.000 parados que no aparecen en las cifras oficiales de los Servicios Públicos de Empleo (lo que antes se conocía como el INEM) utilizando una serie de trampas estadísticas que le permiten maquillar el dato que mensualmente publica el Ministerio de Trabajo. No se trata de la única comunidad autónoma que realiza esta práctica, pero sí la que saca mayor partido de ella, ya que la región gobernada por Susana Díaz tiene el dudoso honor de acaparar uno de cada tres parados ocultos en España.
En concreto, según los datos estadísticos del departamento ministerial que dirige Magdalena Valerio a los que ha accedido MERCA2, al cierre del pasado mes de octubre había en Andalucía 815.452 parados registrados en las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo, aunque en realidad los demandantes inscritos ascendieron a 1.191.150. Es decir, que la diferencia entre la cifra oficial y la real es de 375.698 personas.
¿Cómo realiza la Junta de Andalucía este maquillaje estadístico? La clave de la trampa es el concepto de “paro registrado”, una variable que ha sufrido tantas modificaciones a lo largo de la reciente historia de España que ha perdido completamente su significado.
Todo comenzó en 1985 cuando el Gobierno de Felipe González aprobó una serie de excepciones para no contabilizar determinados colectivos de desempleados como parados; aunque el mayor maquillaje estadístico lo protagonizó Jesús Caldera, el ministro de Trabajo estrella de José Luis Rodríguez Zapatero que un mes antes de las elecciones generales de 2008 se inventó un nuevo concepto para sacar de las listas del paro a cientos de miles de personas que no trabajaban. Se trata de los DENOS, acrónimo de “demandantes de empleo no ocupados”, un concepto que incluye a los parados registrados reales más los que, estando si empleo, realizan los famosos y polémicos cursos de formación.
CURSOS DE FORMACIÓN Y DISPONIBILIDAD LIMITADA
En el caso que nos ocupa, el de la Junta de Andalucía, los DENOS suman 931.727 personas al cierre de octubre, lo que supone una diferencia de 116.275 desempleados respecto a la cifra oficial de paro registrado en la comunidad autónoma. La normativa permite clasificar a este grupo de personas ocultas bajo la alfombra del antiguo INEM en la rúbrica de “otros no ocupados”.
Pero ahí no terminan las trampas al solitario que hacen los ejecutivos regionales. Además, existe otro colectivo que no se contabiliza en el dato mensual de paro registrado: el de las personas con “disponibilidad limitada y/o demanda de empleo específica”. Aquí se encuadran los desempleados que plantean en su demanda laboral condiciones especiales de trabajo, como por ejemplo realizar su labor profesional desde casa porque deben cuidar de algún familiar o no pueden desplazarse con normalidad. Este grupo suma 40.726 personas en el caso de Andalucía, que tampoco son contabilizadas como parados.
Llegados a este punto comprobamos como sumando los “otros no ocupados”, con los desempleados “con disponibilidad limitada y/o demanda de empleo específica” hay 116.275 parados que no figuran como tales en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE).
Aquí entramos en una de las cuestiones que más preocupa a los analistas del mercado laboral español cuando se enfrentan a esta estadística: la de los parados que, aún teniendo un empleo, se apuntan a los servicios públicos para encontrar otro mejor. En el caso de Andalucía suman 218.697 personas y, añadidas a los colectivos anteriores, dan la citada cifra final de paro oculto de 375.698.
“Es difícil creer que tanta gente que en teoría tiene trabajo se apunte en las listas para lograr otro con mejor horario o más remunerado en un organismo que no intermedia ni siquiera el 2% de los contratos que se firman en España”, señalan fuentes de una agencia privada de colocación que prefieren mantener el anonimato y que dan por hecho que se trata de otro elemento más para rebajar artificialmente el desempleo oficial.
LA UE RECHAZA ESTE MAQUILLAJE ESTADÍSTICO
Esta última categoría es muy sospechosa y ha llevado incluso a las autoridades europeas –junto con el resto de trampas que hemos relatado– a rechazar el dato de paro registrado en los Servicios Públicos de Empleo como una variable fiable y adecuada. De hecho la oficina estadística de la UE (Eurostat) sólo tiene en cuenta en sus estudios sobre el mercado laboral español el resultado que arroja cada trimestre la Encuesta de Población Activa (EPA).
Precisamente, esta variable que publica el Instituto Nacional de Estadística elimina el maquillaje que realizan las CCAA y aporta una cifra más real que la publicada por el Ministerio de Trabajo. Al cierre del segundo trimestre del año (última EPA disponible), el volumen de parados en Andalucía ascendía a 910.300 personas.
No se puede terminar este análisis sobre el desempleo oculto sin mencionar que existe un volumen sin determinar de personas que quieren trabajar y son mayores de 16 años (requisitos para ser parado según la teoría económica) pero que no acuden a las oficinas del antiguo INEM para encontrar uno por no tener posibilidad de acceder a ninguna de las ayudas, subvenciones y prestaciones.
Estas personas, como saben que los servicios públicos no suelen tener éxito en encontrar trabajo a los demandantes, carecen de incentivos para pedir la correspondiente cita previa y esperar su turno para inscribirse en los Servicios Públicos de Empleo.
Finalmente, el paro registrado tampoco incluye a aquellas personas que no tienen trabajo pero no están dispuestas a aceptar cualquier empleo. Como por definición un parado es aquel que no pone condiciones, a las personas que han manifestado las suyas al funcionario de la oficina de empleo no se les considera desempleados. Esta cifra también permanece oculta.