Cristóbal Colón firmaba sus cartas con una enigmática serie de letras cuya interpretación siempre se ha asociado a las iniciales de otras palabras. Eran las letras X M Y y sobre ellas, las letras S A S seguidas de otra letra S arriba. Muchos autores han interpretado la firma desde un punto de vista religioso. Ahora un marino profesional descubre una fascinante interpretación de esa firma en su libro ‘LA ISLA LUCAY’ (www.islalucay.com). Colón ocultó en su firma nada menos que el mapa de su primer viaje
El 12 de octubre se conmemora un día en el que se inició para España un periodo de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos. Sin embargo, esta celebración es muy discutida y no todo el mundo la considera de igual forma. Existe una nueva corriente de opinión que propone celebrar un hecho incuestionable que sí fue ciertamente relevante y que se pasa por alto, a veces de forma inconsciente, desdeñando en ocasiones la gran gesta técnica que dio como resultado el encuentro con América.
Se trata del principal protagonista de ese día, el navegante Cristóbal Colón.
Se acostumbra a otorgar a Cristóbal Colón el papel de un explorador con suerte que se topó, por pura casualidad, con unas tierras en medio del océano y que nunca fue realmente consciente de lo que había descubierto. Se suelen señalar como definitivos una serie de errores de cálculo en la medida de la circunferencia terrestre. Sin embargo, cada vez son más los que sostienen que en aquella época ya se sabía mucho sobre el mundo y sus medidas. Existen dos grandes ejemplos incuestionables: dos magníficos mapas, uno realizado en el año 1375 por el cartógrafo Mallorquín Abraham Cresques y que se conoce como el Atlas Catalán y otro del año 1424 del Veneciano Zuane Pizzigano.
Ambos mapas, anteriores al viaje de Colón, evidencian un excelente y preciso conocimiento de las distancias y posiciones de las tierras del mundo conocido. Eso no podía hacerse por casualidad. Los cartógrafos tuvieron que disponer de esas medidas y posiciones tomadas por los pilotos en sus viajes y para ello, se precisaban instrumentos como los cuadrantes, astrolabios, brújulas, tablas astronómicas, etc., y sobre todo era necesaria la comprensión del mundo y del movimiento de sus cielos.
Colón accedió a esa ciencia gracias a su matrimonio con la hija de un navegante portugués. En esos mapas encontró información detallada sobre las islas que aquellos cartógrafos llamaron Antilia y Lucay y que fueron claves para descubrir una ruta hacia allí. Supo construir un relato para acabar convenciendo a los muchos que dieron su apoyo a la expedición y sus argumentos tuvieron que ser muy objetivos.
Cristóbal Colón fue un navegante genial que supo interpretar los mapas y crear sus propias cartas náuticas. Se lanzó a una excepcional aventura náutica y muchos reivindican su excelencia como gran marino viéndolo como un personaje que supo hacerse preguntas difíciles, perseveró buscando las respuestas y finalmente las encontró.
Sobre estas teorías se apoya el libro que un experto marino ha escrito reconstruyendo todo el saber náutico de aquellos años. Él define aquella navegación como una gesta llena de incertidumbres pero basada en sólidos indicios que Colón supo interpretar encontrando, en relatos y mapas, todo lo necesario para construir una consistente teoría con la que supo convencer.
El libro escrito por Chacho Paniagua (@PaniaguaChacho) se titula LA ISLA LUCAY – Los mapas de Colón al descubierto en Barcelona y ya está disponible en Amazon.
Algunas notas sobre la firma de Colón
·S·
·S· A ·S·
X M Y
La firma de Cristóbal Colón es uno de los muchos asuntos que se trata en este libro. Muchos autores han orientado sus teorías sobre la interpretación de esa firma bajo una perspectiva de un Colón religioso, evangelizador, portador de Cristo, etc. El autor, fiel a esa visión del Colón eminentemente marino y cartógrafo, descifra la firma de Colón descifrando un mapa sorprendentemente preciso que oculta la ruta entre las Islas Canarias y unas pequeñas islas del Caribe.
La novela transcurre en la ciudad de Barcelona. Colón y su amigo, el padre Paner, pasean por la ciudad aprovechando los días posteriores a la recepción que le hicieron los Reyes Católicos tras su primer viaje. Colón elige al padre Paner, para liberar su mente y contarle todo lo que supo y como lo obtuvo. Paner y Colón pasean por la ciudad y descubren allí lugares con un gran vínculo con los descubrimientos que se habían realizado.
LA ISLA LUCAY es un libro que describe al Almirante en su faceta más técnica. El título de la novela procede del nombre que él mismo dio a los habitantes de la isla en la que recaló en su primer viaje. A ellos les llamó lucayos y así lo narró en su diario de navegación. Avistaron tierra en la madrugada del día 12 de octubre y escribió en el diario:
«Amañaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día viernes, que llegaron a una islita de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahaní».
Esa palabra fue un guiño al Atlas Catalán del Mallorquín Abraham Cresques.
Pero Lucay es más que el nombre de aquella isla. Es una palabra clave en los hallazgos realizados por Colón con anterioridad a su primer viaje.
https://www.islalucay.com/
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La Isla Lucay
Fuente Comunicae