La noche de los muertos vivientes en la TDT: 16 de los 26 canales son zombies 

En el otoño de 2015 el Gobierno de Mariano Rajoy se disponía a repartir 6 licencias de la TDT a través de un concurso teledirigido por Industria. Este proceso utilizado desde Moncloa para conseguir un confortable clima mediático a través del miedo que el reparto le infundía a los editores. El PP se limitaba a repetir la estrategia socialista, que utilizó la llegada de las privadas en 1989 para torear al cuarto poder desde que se anunció la celebración del referéndum de la OTAN. Tres años han pasado del reparto y la industria audiovisual ha mejorado a través de las nuevas OTT o través del pago, porque las nuevas televisiones en abierto se han limitado a repetir contenidos o a importar productos de dudoso interés para el público.

En la actualidad 26 canales emiten a través de la TDT a nivel estatal, pero en realidad solo 10 se pueden considerar televisiones como tal: las seis clásicas (Telecinco y La Sexta, que rivalizan en producción propia en directo con 14 y 15 horas diarias ininterrumpidas, La 1, Antena 3, La 2 y Cuatro), el Canal 24 horas, que emite en bucle las noticias, y tres canales deportivos: Teledeporte, el propagandístico Real Madrid TV y Gol TV, de Jaume Roures. ¿Y los otros 16 canales? Son «los muertos vivientes», operadores zombies que son complementos utilizados por los grandes operadores para conseguir aumentar el volumen publicitario o para alcanzar nuevos targets. También son operadores extranjeros que se limitan a importar los restos del catálogo que no logran vender o empresarios nacionales entregados al arrendamiento de la señal pública. 

16 CANALES CON ESCASA PRODUCCIÓN PROPIA

Mediaset cuenta con cinco señales complementarias a Telecinco y Cuatro. El más exitoso es FDF, que se limita a repetir ajadas comedias como ‘Aída’, ‘Los Serrano’ o ‘La que se avecina’. De la comedia vecinal el grupo hispanoitaliano emitió durante 2016 ni más ni menos que 2.258 horas, la mayoría en FDF. Escasa producción propia se exhibe en Energy, cuyo producto estrella es ‘CSI’; Boing, que emite series propiedad de Turner; Divinity, que ha rescatado ‘Sin tetas no hay paraíso’ o ‘Yo soy Bea’, que complementan a su producto estrella, ‘Cazamariposas’, hermano pequeño de ‘Sálvame’; y Be Mad TV, que repite programas ya vistos en Cuatro.

Atresmedia tampoco destaca por su entrega a la producción propia en sus temáticos: Neox se dedica a la emisión de sitcom americanas como ‘Big Bang’, ‘Los Simpson’ o ‘Friends’; Nova cruza el charco con los culebrones y ahora también importa telenovelas turcas; Atreseries rescata viejas producciones de Antena 3; y Mega emite factuals americanos sin parar. Aun así el grupo tiene guiños hacia la producción propia en estos canales, destacando los productos de la factoría de Karlos Arguiñano en Nova (‘Bricomanía’ o ‘Decogarden’), o ‘El Chiringuito de Jugones’ en Mega. 

El resto de señales tampoco cuentan con productos autóctonos: Disney Channel y Clan abusan de la animación extranjera; Trece y Paramount Channel son dos canales temáticos de cine antiguo (en el caso del primero aliñado por programación religiosa y tertulias conservadoras); y DMax, DKiss y TEN se limitan a emitir maratones de docu-shows americanos. Cierto es que Discovery al menos cuenta con productos diferenciados (‘Wild Frank’ o ‘El Mago Pop), pero DKiss y TEN, que nacieron al calor del concurso de 2015, ni están ni se las espera pese a las promesas de producción de sus dos impulsores, Blas Herrero y Raúl Berdonés.

LA PENOSA SITUACIÓN DE LOS OPERADORES DE TDT AUTONÓMICOS

La transición de la televisión analógica hacia el sistema TDT tampoco ayudó a la mayor parte de las televisiones locales, incapaces de rentabilizar unos negocios cuyos costes se disparaban mientras veían aumentar su competencia por la llegada de nuevas señales estatales. La mayor parte de esas licencias acabaron con renuncia de los adjudicatarios y hoy son pasto de telebasura en sus diversos géneros: teletiendas, brujería, griterío religioso e injerencia política extranjera.