Más de dos mil millonarios brasileños hicieron las maletas el año pasado ante las malas previsiones económicas con España como uno de sus destinos predilectos.
La economía más grande de América Latina aparece en el top ten de países clasificados por la salida de individuos de alto patrimonio neto (HNWI) por tercer año consecutivo, según New World Wealth, un grupo de investigación de mercado global con sede en Johannesburgo (Sudáfrica).
En concreto, Brasil ocupó el séptimo lugar en el mundo en términos de emigración millonaria, detrás de China, que perdió 10.000 millonarios, India, Turquía, Reino Unido, Francia y Rusia. Resulta significativo el dato de Venezuela. Con casi una séptima parte de la población de Brasil, perdió 1.000 millonarios en el último año.
El estudio tiene en cuenta las personas con activos superiores al millón de dólares. Dentro del país carioca, solo la ciudad de Sao Paolo registró una pérdida de mil millonarios. Los destinos favoritos de los ricos brasileños son, además de España, Portugal y Estados Unidos.
Este movimiento no atiende únicamente a los más adinerados. Las cifras de las oficinas de impuestos de Brasil muestran que 21.701 brasileños abandonaron el país el año pasado, frente a los 20.571 en 2016 y los 14.637 en 2015.
LA HUIDA DE LOS MILLONARIOS, UNA SEÑAL DE RECESIÓN
Los economistas consultados por el Banco Central de Brasil recortaron el lunes sus pronósticos de crecimiento nacional este año una vez más. Del 1,49 % prevista la semana pasada bajaron al 1,47 %.
El Global Wealth Migration Review, patrocinado por AfrAsia Bank, con sede en Mauricio, hace un seguimiento de las tendencias de migración de riqueza en los últimos diez años. El informe sostiene que las cifras de riqueza proporcionan un mejor indicador sobre la salud financiera de una economía que las cifras del propio PIB.
«Si un país está perdiendo una gran cantidad de HNWI debido a la migración, es probable que se deba a problemas graves en ese país (es decir, delincuencia, falta de oportunidades comerciales, tensiones religiosas, etc.)», explican sus autores. En los últimos años, Brasil está sufriendo una dura recesión. Su recuperación ha sido anémica, y los altos niveles de crímenes violentos continúan aumentando.
