Banco Santander genera colas de hasta una hora en sus cajeros

Por las largas colas observadas en algunos cajeros de Banco Santander parece que la entidad regala dinero, pero no. La realidad es que la aplicación de una nueva política de ingresos en ciertos puntos ha generado esperas de hasta una hora. Las personas mayores, las más perjudicadas.

«Esto no se puede permitir. Parece la frutería o la charcutería donde tienes que pedir la vez», afirma una señora de 50 años que lleva más de 20 minutos esperando para sacar dinero en una sucursal del Banco Santander situada en Málaga. Detrás de ella esperan todavía tres personas más y una cuarta que espeta: «¿Quién es el último?». Esta estampa se produce durante la celebración de la famosa ‘Feria de Málaga’.

Esta situación es consecuencia de un cartel que cuelga en esta sucursal, y en algunas otras del territorio nacional, según reconoce la entidad bancaria. «Los ingresos en efectivo inferiores a 1.000 euros se harán a través del cajero automático. Gracias». Este es el mensaje que crea el colapso en una sucursal que sólo cuenta con un cajero automático.

Banco Santander genera colas de hasta una hora en sus cajeros.
Cartel que anuncia la medida de ingresos inferiores a mil euros en el cajero automático.

Por su parte, el Banco Santander reconoce que esta es una práctica que se realiza en algunos puntos, aunque no sea una política nacional implantada en todo el territorio. «No existe una política general a nivel nacional como tal; pero, en determinadas oficinas o en momentos puntuales, para agilizar el servicio prestado a nuestros clientes y evitar las esperas, sí se puede derivar este tipo de operaciones a los cajeros», afirman desde la empresa de Ana Botín.

No obstante, más que agilizar, lo que hace esta política es atascar los puntos de retirada e ingreso de dinero. Una imagen vale más que mil palabras para demostrar que el objetivo perseguido por la entidad no se ha conseguido.

Banco Santander genera colas de hasta una hora en sus cajeros.
Una larga cola de clientes en un Banco Santander de Málaga.

Pagos de la luz, del agua, recibos de otra índole… Todo este tipo de operaciones con un valor inferiores a los 1.000 euros en este tipo de sucursales se han de realizar a través del cajero automático. El problema es que no todos los usuarios del banco tienen los conocimientos necesarios para realizar esta serie de actuaciones. En este horizonte aparecen las personas más mayores, que son los clientes que tienen más dificultades para entender este tipo de procedimientos.

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«En multitud de ocasiones tienen que salir los empleados del banco para ayudar a las personas mayores porque no saben como realizar los pagos corriente de su vivienda», afirma la misma señora que antes comparaba la sucursal con una charcutería. Además, las demoras producidas por los más mayores en muchas ocasiones no encuentran la paciencia necesaria en el resto de usuarios que esperan en las largas colas. «Se producen escenas de tensión», afirma una cliente.

LA BANCA NO PARA DE DESTRUIR EMPLEO

En este sentido, cabe reflexionar sobre la aplicación de las nuevas tecnologías en este tipo de servicios. ¿Debería de ser complementaria o sustitutiva? Los más críticos afirman que los bancos quieren echar a los viejos de las sucursales. Lo cierto es que las oficinas de los bancos cada vez están más desiertas y los empleados son reducido a las más mínima expresión: un director, un interventor y una persona de caja.

De hecho, la banca española lidera el ranking europeo de destrucción de empleo y cierre de oficinas por la crisis económica. De 2008 a 2017 se han cerrado en España un 40% de sucursales y se ha despedido al 33,8% de los empleados, según los datos del Banco Central Europeo. Aunque lo cierto es que viste lo visto los bancos deberían de replantearse esta estrategia, porque al final por mucha tecnología que implanten siempre tendrá que haber un empleado para ayudar a entender la ‘maquinita’ a los clientes.