La factura millonaria que produce el estrés

El estrés es el segundo motivo más frecuente de baja laboral en España. No se trata de una cuestión baladí: según la Asociación de Mutuas de Accidente de Trabajo (Amat), a las empresas les cuesta cubrir las bajas la friolera de 80.000 millones de euros.

En concreto, el coste total del absentismo por Incapacidad Temporal por Contingencias Comunes (ITCC) en 2017 se elevó a 76.751,65 millones de euros, lo que supone un incremento del 11,01% respecto al ejercicio 2016. Incluye el coste directo que dichas bajas laborales representaron para las empresas y el coste de oportunidad.

Otro dato relevante que indica la relevancia de esta enfermedad lo tenemos en el Ministerio de Sanidad. Ni más ni menos que ha invertido 41.000 millones de euros con el fin de costear los gastos generados por trastornos mentales. De prevención, no hay datos. En total, el estado anímico de los españoles tiene un valor de 120.000 millones de euros al año.

Aunque cueste de creer, el estado emocional de las personas tiene una influencia de carácter directa con la economía del país. Y es que el estado anímico de la población tiene el poder de potenciar o debilitar el flujo económico de una nación.

Puede parecer una cuestión baladí, pero está a la orden del día. Por ejemplo, ¿qué suele hacer una persona cuando está triste o estresada? Pues hay muchas probabilidades de que sus compras sean de impulso. ¿Y qué ocurre cuando a la hora de hacer la compra dicha persona tiene hambre? Pues acaba cogiendo más cosas de las que realmente necesitaba.

El estado anímico de la población tiene el poder de potenciar o debilitar el flujo económico de una nación

Según el Instituto Europeo de Psicología (IEPP), el estrés es uno de los grandes denominadores comunes de carácter negativo en el ecosistema empresarial, habiéndose normalizado y adoptado como algo natural y costumbrista cuando no lo es en absoluto.

 EL ESTRÉS Y LA PRODUCTIVIDAD

El ritmo de vida en las ciudades parece el caldo de cultivo idóneo para impulsar el estrés o la depresión. A modo de ejemplo, en América Latina, las enfermedades llevan acarreadas consigo una pérdida de entre el 4% y el 5% del PIB anual. ¿Cuáles son los factores que influyen?

“La percepción de la felicidad dependerá en un 10% de las circunstancias, un 50% de la base genética y un 40% de la actitud ante la vida”, señala Sonia Lyubomirsky, de la Universidad de Hardvard. Dicho de otra manera, la responsabilidad de la persona sólo es del 40%. ¿Eso qué significa? De acuerdo con el IEPP, que hay margen de maniobra para que tanto empresas y trabajadores hagan frente común a la hora de enfrentarse a los problemas anímicos y, de esta manera, conseguir una mejor productividad de la empresa.

Pero, ¿dónde está el límite entre el estrés y la relajación? Encontrar el punto exacto es labor de trabajadores y líderes (que no de jefes). Según el IEPP, el estrés laboral es uno de los principales enemigos del trabajo. Por eso, si no se controla, no se conseguirá alcanzar la eficiencia.

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El estrés no tiene por qué ser algo dañino. “Suele catalogarse como algo malo y perjudicial y eso influye mucho en la actitud e impide relacionarse de manera sana con el entorno”, recalca Dafne Cataluña, socia directora del IEPP. Esta institución asimismo manifiesta que esta ese nervio debe convertirse en una herramienta que empuje a los trabajadores lo suficiente para, así, cumplir sus propósitos, no para alterar su ambiente de trabajo.

La empresa también tiene que aportar su granito de arena. ¿Cómo? creando el entorno de trabajo propicio para que el estrés no aparezca. De esta forma aumentará la productividad. Ahí las nuevas tecnologías pueden ser un aliad: teletrabajo, big data, machine learning