Sin cabezas cortadas ni bodas de sangre, la relación entre Samsung y Huawei también se ha convertido en un “juego”. No de tronos, aunque parecido; sino dialéctico. También es cierto que de momento no han entrado en una pelea entre ellos, cosa que lo mismo llegará algún día en forma de pullas publicitarias.
Por ahora todo se trata de lanzar al mercado mensajes muy concretos. Además, el contexto se ha puesto muy duro para todos. Hace unas semanas desayunamos con la noticia de que Huawei ya estaba vendiendo más teléfonos que Apple y, lo más importante, 2019 sería el año que presuntamente espera situarse como primer fabricante a nivel mundial.
Y no le ha costado nada colocar este mensaje a la compañía de origen chino en todos los medios. Se trata, al igual que Samsung, de una empresa que tiene gran cercanía con la prensa, tanto generalista como sobre todo especializada, y al final sus mensajes van calando. En este caso, Huawei lleva tiempo pregonando su asalto a los cielos y, de tanto repetirlo, parece que ya es una realidad.
En mitad de la euforia china, Samsung ha presentado su última joya de la corona: el Galaxy Note 9. Con un gran séquito de periodistas cubriendo la presentación en Estados Unidos, es turno para colocar su mensaje. En este caso se trata de posicionar a la marca como un referente premium a la altura, o eso creen ellos, de los iPhone de Apple. Le va el negocio en ello. Una vez que Huawei vende móviles como churros, a los coreanos les queda apelar a su sentido de la elegancia, la innovación y la calidad.
SAMSUNG MIRA POR EL RETROVISOR A HUAWEI
En este contexto, parece que Samsung lo tiene algo más complicado. Desde hace ya un par de años Huawei ha dejado de ser una alternativa esporádica para convertirse en una opción de compra. Ha tenido un gran impulso a través de los operadores de telefonía, que todavía son un gran escaparate.
Pero también ha habido un chorreo de dinero en marketing y promoción que ha dado un gran resultado. De hecho, desde hace tiempo entraron en los hogares por canales tan tradicionales como los anuncios de radio en el mismísimo carrusel deportivo. Es decir, han querido que la capilaridad de Huawei sea máxima y llegue a todo tipo de usuarios.
Y ante eso poco puede hacer Samsung. Incluso, su obsesión por ser más premium tampoco tendrá una recompensa en ventas. Quizá sí en el impacto de la marca, pero como es sabido en la venta de móviles, la verdadera batalla se disputa en la gama media. Bien es cierto que de un tiempo a esta parte ha habido un repunte en la gama alta y, quizá sea eso, lo que quiere aprovechar Samsung.
En este contexto, la importancia de las palabras y los mensajes será fundamental. Ser capaces de decir que son los que más venden, los que hacen mejores equipos de gama alta, quienes a su vez trasladan esas innovaciones a terminales más baratos… Samsung y Huawei han entrado en un ‘Juego de palabras’ del que solo uno saldrá como verdadero ganador. Siempre, claro está, con el permiso de Apple.