Taiwan Semiconductor Manufacturing comunicó que un ataque cibernético por una variante del virus WannaCry de 2017 fue el causante del cierre de varias de sus plantas justo cuando la empresa pensaba aumentar la producción de chips para el próximo iPhone de Apple.
El máximo responsable del grupo, C.C. Wei, informó que ya se han reanudado todas las operaciones y que el programa malicioso reduciría los ingresos en este trimestre inferior al 2 por ciento, por debajo de una estimación anterior de aproximadamente el 3 por ciento. La compañía advirtió anteriormente de retrasos en los envíos como consecuencia del ataque, que emergió durante la instalación de software y luego se extendió rápidamente por toda su red. El virus llegó a las instalaciones de Hsinchu, Taichung y Tainan, agregó.
El incidente subraya la naturaleza mundial de la cadena de suministros del sector tecnológico, en la que empresas como Apple y Qualcomm dependen de cientos de proveedores en todo el mundo. Ésta es la primera vez que un virus provoca el cierre de una instalación de TSMC, convirtiendo a la mayor compañía de Taiwan en la víctima más reciente del cibercrimen.
Wei dijo que la compañía estaba «conmocionada» y ahora está revisando sus procedimientos de instalación después de encontrarse con un virus más complejo de lo que inicialmente se pensaba, y rehusó dar detalles sobre el impacto para sus clientes.
WannaCry se propagó por todo el mundo en mayo de 2017, afectando a empresas desde FedEx al fabricante de automóviles francés Renault e infiltrándose en el Ministerio del Interior de Rusia y en hospitales británicos. El virus, el cual se cree que se originó en Corea del Norte, daba a las víctimas 72 horas para pagar 300 dólares en bitcoins o pagar el doble, amenazando con una pérdida permanente de datos. Wei dijo que la variante que infectó a TSMC no exigía un rescate.
Se estima que el código malicioso infectó a cientos de miles de computadoras que ejecutan Windows de Microsoft, en miles de empresas en 150 países. Sin embargo, el ransomware se consideraba poco sofisticado y se contuvo rápidamente, gracias en parte a la intervención rápida de un analista de seguridad británico.