La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y sus colaboradores y colaboratrices reclaman una ignota victoria en las primarias del PP. La retirada de su rival y parar la elección de presidente porque ella ha sacado unos votos más en Andalucía, concretamente en dos curiosas mesas, una en Sevilla y otra en Málaga, que entre las dos dan la pequeñita ventaja a Soraya.
Un aterrado temblor recorre la espalda de Íñigo de la Serna, conspicuo apoyo de Soraya, y la señora Buruoaga, cuestionada y cuestionable presidenta del PP de Cantabria, ya que perdieron el Congreso del PP de Cantabria en sus primarias y formalmente lo ganaron en el Pleno del Congreso por los compromisarios… de aquella manera. Aquella manera en que se descubrió que se habían pagado más de 500 cuotas desde la cuenta de un discapacitado de Laredo y la denuncia de que en el Congreso Regional votaron compromisarios fantasma que no figuraban en las listas.
Sicilia, capital PP de Laredo. En estas elecciones primarias, las de Pablo Casado, una vez más el PP de Laredo cerró la inscripción de votantes previo aviso e inscripción de los potenciales votantes de Soraya e impidiendo así la inscripción a los que no se decantaban por la candidata de su interés. Si a esto añadimos las alrededor de 200 papeletas que controla en Santander la tía Elicia de Íñigo de la Serna, verdadera Romero Robledo en formato pequeño y ancestral y cuidadora de los intereses electorales internos de su sobrino; el que se pueda votar sin figurar en la lista de inscritos pero se te añade a bolígrafo, y añagazas toda índole como el que un familiar muy cercano a De la Serna votara porque sí ,sin figurar en el censo, hace entender que concurrir electoralmente en el PP de Cantabria tiene algo de ingenuo y heroico.
En Cantabria el colaborador de Soraya y su candidata delegada no respetaron la lista más votada de las primarias, a pesar de que el porcentaje de distancia era mayor que el que ella exhibe hoy. Y no solo eso. Su victoria está terriblemente cuestionada y llevada a los tribunales y desde ese fatídico día el centroderecha cántabro está partido en dos.
El argumento para congelar el proceso es débil en sí mismo. Si le añadimos el oscuro ejemplo del PP cántabro, está desautorizado desde sus propias filas.
A mitad de partido no se pueden cambiar las normas y un 36,9% no es porcentaje que avale ni demuestre nada cuando hay segunda vuelta. Y otros cinco candidatos con uno que te pisa los talones, y el conjunto de todos ellos que te dobla en votos.
En el PP somos primerizos en este género de procesos, todavía hay cosas que aprender y desgraciadamente normas que no se respetan. Antes no pasaba nada cuando se perpetraban pucherazos de esta categoría, pero en la época digital no resisten el mínimo escrutinio. Los modales democráticos en el PP oficial de Cantabria son muy raqueros. Y siguen.
Yo deseo que Soraya se comprometa a ayudar a Pablo Casado cuando sea nuestro presidente; a revisar todo lo ocurrido en Cantabria, en el Congreso Regional y en el actual proceso, pura y simplemente para hacer justicia. Y en el entretanto que se olvide de reclamar victorias no obtenidas ni retiradas impensable