Aumentan las señales de que Argentina se dirige hacia una recesión en los próximos meses, menos de dos años después de salir de la última.
Una severa sequía y una crisis cambiaria golpearon a la tercera economía más grande de América Latina, justo cuando el presidente Mauricio Macri buscaba consolidar una incipiente recuperación. La actividad económica cayó un 2,7 por ciento en abril, el mayor descenso mensual desde que Macri asumió la presidencia en diciembre del 2015. El crecimiento también disminuyó sobre una base anual por primera vez en 14 meses, informó el martes la agencia de estadísticas del país.
La sequía afectó la producción de soja, la principal exportación de Argentina que impulsa a varias industrias y es una fuente clave de ingresos para el gobierno. La actividad económica agrícola se desplomó un 30,8 por ciento en abril, según datos oficiales publicados el martes.
Asimismo, una crisis monetaria obligó al banco central a subir las tasas al 40 por ciento, lo que afecta aún más la actividad económica.
«Es casi seguro que Argentina caerá en recesión», dijo Fausto Spotorno, economista jefe de la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados. «No veremos la recuperación hasta el final del año».
Una recesión complicaría los planes de Macri de seguir reduciendo el gasto público según lo acordado con el Fondo Monetario Internacional a cambio de una línea de crédito de 50.000 millones de dólares. Macri ganó las elecciones del 2015 con la promesa de impulsar el crecimiento con una agenda pro empresa, pero la elevada inflación y sus recortes de gastos iniciales han obstaculizado el crecimiento económico.
MÁS GRIETAS
Las señales de problemas económicos son cada vez más evidentes. El índice líder de construcción privada de Argentina descendió un 5 por ciento en mayo y ha caído en cuatro de los últimos seis meses.
Las probabilidades de una recesión en 2018 aumentaron a 68,1 por ciento en mayo desde un 24,4 por ciento en abril, según un índice líder publicado por la Universidad Torcuato Di Tella.
Por su parte, al menos tres marcas de consumo enfrentan problemas. La calificación de la deuda de Longvie, un minorista de utensilios de cocina, fue rebajada la semana pasada por Fix SCR, filial argentina de Fitch Ratings, que atribuyó su decisión a una disminución en la demanda del consumidor. Carsa y Santiago Saenz, dos grandes minoristas, solicitaron en los últimos meses un procedimiento judicial contra bancarrota similar al capítulo 11 de Estados Unidos.
Ciertamente, la mayoría de los economistas pronostican una breve recesión en que el producto interior bruto disminuiría durante dos o tres trimestres consecutivos como máximo. El banco central de Argentina también predice solo una «desaceleración temporal» en el crecimiento este año.
La encuesta mensual de economistas independientes del banco muestra contracciones para el segundo y tercer trimestres. La encuesta anterior mostró los dos trimestres planos o en territorio positivo.
«Será una recesión leve», dijo Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas de Latinoamericanas. Pero advirtió que podría empeorar si Brasil y EE.UU. suben las tasas más rápido de lo esperado y continúa la liquidación en los mercados emergentes. «Depende de lo que ocurra en el resto del mundo en los próximos meses, no solo en Argentina».