El mundo de la moda: la última víctima de los robots

Estas máquinas automáticas con aparente forma de humano están conquistando todos los lugares de la tierra. Los robots llevan a cabo todas las actividades que los humanos desempeñamos, desde barrer el salón de nuestros hogares hasta construir casas en la luna; incluso algunas que nunca habíamos llegado a imaginarnos como mantener relaciones sexuales.

Durante la edición de 2018 de la Copenhagen Fashion Summit que tuvo lugar el pasado 15 y 16 de mayo, un grupo de panelistas especularon sobre los diversos impactos que la robótica, la automatización y la Inteligencia Artificial podrían tener en la industria de la ropa mundial en los próximos años, destacando la difícil situación del trabajo humano.

Pero, aunque generalmente se acepta que la automatización y la digitalización aumentarán la productividad de la cadena de suministro, y mejorarán en gran medida el rendimiento de sostenibilidad de la industria de la moda; los panelistas, sin embargo, se mostraron menos unidos en cuanto a dónde éstas innovaciones dejarán a los trabajadores.

Desde la aparición de la revolución industrial, el hombre ha tenido que ir adaptándose al cambiante ritmo de trabajo que todos los sectores dedicados a la manufactura han ido sufriendo. Así pues, con la llegada de la tecnología al mundo moderno ha surgido en la esfera de lo sectores industriales un dilema que aboga entre, producir una mayor cantidad de bienes en un tiempo más corto y con mayor calidad gracias a la ayuda de los robots; o por otro lado reflexionar sobre la calidad de mano de la mano de obra humana.

De esta forma, el mundo de la moda se encuentra en un punto muy crítico en el que debe decidir el papel que jugarán las máquinas y los robots en esta industria, donde tradicionalmente todas las actividades son realizadas por humanos.

MUERTE AL «FAST FASHION»

El consumo de moda masivo ha acelerado la forma en la que compramos y consumimos los productos. La mayoría de la ropa que vestimos es fabricada en países donde la mano de obra es barata y, en algunas ocasiones, donde no existen regulaciones sobre las condiciones de trabajo y las garantías laborales.

A principios de este año, Oxfam informó que cualquier CEO de alguna de las principales marcas de moda gana en cuatro días, lo mismo que un trabajador de Bangladesh ganará de por vida.

En la actualidad, la disparidad entre los mayores ingresos de la industria y los más bajos es enorme. Y uno de los culpables principales es el consumo de la moda que denominamos como “fast fashion”.

Por su parte, el consumo de “fast fashion” ha ayudado a que la industria de la moda se convierta en la segunda industria que más consume tras el petróleo. Por esto mismo, desde la Copenhague Fashion Summit se ha alentado a las empresas de la industria a adoptar prácticas medioambientales y responsables socialmente; y sostienen que empresas como H&M lideran el camino.

LA LLEGADA DE LOS ROBOTS-COSTURERA

Poco a poco estos robots han ido preparando el camino hacia el futuro. Ya en 2012, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del ejército (DARPA) colaboró con una start-up llamada Softwear Automation. Esta novedosa empresa se encargaba de desarrollar máquinas de coser robóticas para producir prendas sin mano de obra directa.

De esta forma, Softwear Automation creó unos robots denominados “sewbots” que sembraron la duda sobre si estos nuevos “trabajadores” serían capaces de producir rentabilidad o no. Y es que la aparición de esta tecnología podría significar un fatal desenlace para casi el total de todos los trabajadores del sudeste asiático.

Sin embargo, algunas de las marcas más importantes del mundo como Nike o Adidas, no han duda en incorporar la automatización de los robots en sus procesos de confección.

Asimismo, está claro que no podemos negarnos al avance de la tecnología que permite una mayor eficiencia en cualquier industria. Pero, lo que sí está claro es que las empresas deben de desarrollar planes de trabajo colaborativos entre robots y humanos para adaptar esta nueva tecnología a nuestro modelo actual de trabajo; y asegurar el impacto positivo de esta tecnología en los trabajadores actuales.