Los hilitos de corrupción se comen a Rajoy en la moción de censura

En el año 2002, cuando el Prestige no dejaba de rebufar chapapote hacia la superficie marítima delante de las costas gallegas, un entonces joven y lozano Mariano Rajoy explicaba lo sucedido a la ciudadanía como portavoz del gobierno de José María Aznar. Decía que eran unos pequeños hilitos. Apenas nada. Y eso, una década después, es lo que viene a decir de la corrupción inoculada dentro del Partido Popular y juzgada recientemente. Que simplemente son unos hilitos.

Con ese argumento se ha aferrado el todavía presidente del Gobierno a la Moncloa durante la moción de censura presentada por el PSOE. Nadie esperaba otra cosa, aunque realmente todo daba lo mismo. Quienes tenían que dictar sentencia, lo hicieron. De este modo, su bastón para los Presupuestos Generales que debían aprobarse, el Partido Nacionalista Vasco, finalmente ha comprado las tesis de que hay un Ejecutivo sustentado por un partido corrupto y que, por lo tanto, deben hacer lo correcto. Esto es: votar a favor de la moción de censura.

Así, el escenario de las próximas horas es incierto. Tanto, como las explicaciones que ha dado Mariano Rajoy desde que es presidente del Gobierno. Las mociones de censura eligen al alcalde, y los alcaldes votan las mociones, que bien podría explicar el gallego. Pero la realidad es menos considerada. Entre las certezas que dejó la primera jornada de intervenciones, donde Ciudadanos se afana en sus elecciones inminentes; y Pablo Iglesias ahora se arrejunta a Pedro Sánchez, fue que Rajoy no dimite.

Así lo dijo la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que aseveró que «Rajoy no va a dimitir porque eso no garantizaría al PP seguir en el Gobierno». La popular salió al paso de los rumores sobre la posibilidad de que el presidente dimita. Se limitó, una vez más, a cerrar fuerte los ojos para no pensar en Luis Bárcenas y asegurar que unos y otros tan solo quien «tapar la vergüenza» que va a vivir España, con un Ejecutivo de Pedro Sánchez.

«La artimética del Congreso hace que tengamos un Gobierno con apoyo de radicales e independentistas», insistió Cospedal, que ha recalcado que «no sabemos en qué pactos se fundamenta» el Gobierno que podría crear Sánchez ni cuál es su programa de gobierno.

RAJOY, EL CAOS Y TODO LO DEMÁS

Si Mariano Rajoy al frente del Gobierno, mamado por la corrupción, representa el caos… la alternativa no es mejor. De entrada, la primera contrapartida del respaldo de ERC y el PDeCAT a la moción de censura del PSOE fue el anuncio de Sánchez de dar un volantazo a la política de Mariano Rajoy con respecto a Cataluña, cerrar la fase de confrontación y abrirse a «dialogar», «pactar» y «solventar» el encaje constitucional de identidad como «nación» que tiene Cataluña.

En línea con esa tesis, Sánchez tendió este jueves la mano a los independentistas catalanes para buscar «soluciones políticas» al desafío secesionista a través del «diálogo» y la «normalización de las relaciones». Una vez más, vueltas atrás en las manijas del reloj para volver a la posición previa al 1 de octubre donde los radicales catalanes quisieron tomar la palabra de cualquier manera.

Mientras, el Ibex cerró en rojo, los economistas de cada bando se apresuran a buscar culpables sobre la especulación de los mercados, y la gente sigue con su vida. Todo esto cuando Zidane abandonaba el banquillo del Real Madrid. Nada pudo salir peor al señor de los hilitos.