La incertidumbre se apodera de Deutsche Bank en EE.UU.

Los rumores que circulaban por el hotel Hilton de Beverly Hills se concentraban, sorprendentemente, en Deutsche Bank.

En los salones con candelabros y los pasillos con suelo de mármol, las más renombradas figuras de Wall Street comentaban, no sin cierta satisfacción, acerca de la última capitulación del banco alemán: tras dos décadas tratando de construir uno de los mayores bancos de inversión, ahora apunta a algo más pequeño, lo que podría llevar al recorte de miles de empleos, especialmente en Estados Unidos.

En la sede estadounidense de la firma en Manhattan, esa posibilidad golpea a los ejecutivos de Deutsche Bank, quienes reconocen que la seguidilla de malas noticias, y la posibilidad de próximos anuncios, está afectando la moral del personal. Varios de ellos, que hablaron a condición de permanecer en el anonimato, afirmaron que temen que parte del personal comience a tocar las puertas de sus rivales, o, peor aún, que los grandes clientes hagan lo mismo.

El anuncio del pasado 26 de abril, de que el banco probablemente reducirá su negocio de corretaje de acciones a nivel global, y de los negocios de renta fija y banca corporativa en Estados Unidos, debería haber proporcionado claridad a sus trabajadores. Pero desde entonces, muchos han caído en la cuenta de que estos podrían ser solo los mayores anuncios de muchos otros cambios por venir.

Negocios en la mira

Los empleados que continúen en el banco deberían sentirse respaldados por la reestructuración, que se enfocará mayoritariamente en negocios de bajo rendimiento, dijo Mark Fedorcik, cojefe de operaciones del banco de inversión en Estados Unidos, en una entrevista el jueves. “Uno debe tomar la decisión de reducir la presencia en áreas donde no se es eficiente”.

Pero a modo de muestra de lo que está pasando, el banco anunció la semana pasada que planea abandonar sus oficinas en Wall Street por una sede más modesta en el centro de Manhattan. Días después, personas cercanas a la empresa afirmaron que el recorte de empleos afectaría a cerca del 20% de la fuerza laboral del banco en Estados Unidos. A pesar de la orientación sobre dónde se acometerán los mayores ajustes, otras áreas podrían quedar sorprendidas con cambios, a medida que se avanza con el plan de reestructuración.

La división de Estados Unidos, por ejemplo, probablemente terminará despidiendo a algunos de los banqueros que atrajo en los últimos años con multimillonarios paquetes de compensación, dijeron ejecutivos, quienes también hablaron a condición de anonimato para no poner en riesgo sus carreras.

La semana pasada, el banco anunció el cierre de su oficina en Houston. Hace menos de cuatro años hizo una fuerte inversión para contratar a un equipo de banqueros expertos en gas y petróleo de Citigroup Inc. Un alto ejecutivo enfatizó que el banco todavía considera su presencia en Nueva York, San Francisco y Chicago como indispensable para sus unidades de finanzas corporativas.

El máximo responsable, Christian Sewing, quien asumió el cargo en abril, voló a Nueva York a principios de mes para levantar la moral de los empleados y despejar rumores sobre una retirada total del banco de Estados Unidos.

Sonali Basak y Steven Arons para Bloomberg