El inició de 2018 se está convirtiendo en un calvario para Deutsche Bank. La cotización recoge de lleno la debilidad de unas cuentas -todavía- peores que años atrás. Este comienzo de año recuerda a los peores momentos de la entidad en 2016 cuando llegó a perder entre enero y mayo un 31%. Por el momento, la firma alemana pierde un 27,5%, aunque la caída ha llegado a ser más amplia.
‘Recuperar el hambre de negocio’ es la consigna de la nueva etapa que ha iniciado Deutsche Bank. Otra más, y es que las etapas en la firma germana duran menos que la batería de un smartphone. Hasta hace pocos meses el verdadero cambio de la entidad iba a venir de la mano de John Cryan, ahora será con Christian Sewing, como nuevo CEO.
En la carta enviada por Sewing a sus empleados, además de en recuperar el hambre de negocio, se reivindicaba que Deutsche Bank había tenido un sólido primer trimestre. Quizá Sewing se confundió de banco de inversión, puesto que las cifras de la firma alemana fueron en su mayoría peores que las de años atrás.
Los ingresos por intereses netos en Deutsche se sitúen en el punto más bajo en la última década, con 2.913 millones
Entre las partidas más importantes que ofrece la cuenta de pérdidas y ganancias de Deutsche Bank solo mejoran los ingresos por intereses. Pese a ello, la entidad no es capaz de mejorar los ingresos netos, puesto que ha aumentado con fuerza los costes de los mismos, un 11,4%. Lo anterior provoca que los ingresos por intereses netos en Deutsche se sitúen en el punto más bajo en la última década, con 2.913 millones. La cifra es un 4,7% inferior respecto al mismo trimestre de 2017, un 25,7% respecto a 2016 y hasta 30,8% menos de los obtenidos en 2015.
Si bien la generación de ingresos netos por intereses resulta importante en el banco, todavía es más vital –por el momento que se vive– los que llegan por la vía financiera. Los denominados ‘ingresos netos de no intereses’ de la entidad se situaron en los 3.962 millones, el punto más bajo –con excepción del fatídico 2016 para la firma, que fue 5 millones inferior– desde el 2009. Además, también resalta dentro de este apartado la caída de los ingresos por comisiones, el más bajo desde 2010, que denota la caída en la actividad de la firma.
La contracción en los ‘ingresos de no intereses’ en el Deutsche Bank es una anomalía en el sector, que refleja la crítica situación que vive la entidad. En la actualidad, con la expansión cuantitativa más que asentada y con el dinero muy barato, la actividad financiera. Lo anterior se traduce en más ingresos para estas firmas, ya que los gigantes de la inversión generan ingresos gracias a gestión de activos y patrimonio –bonos, acciones y demás instrumentos– y de intervenir en las fusiones, adquisiciones o salidas a bolsa. Además, Deutsche siempre ha generado, al menos en la última década, más ingresos vía ‘no intereses’.
La óptima situación en el sector se aprecia en los resultados de sus competidores. JP Morgan o Morgan Stanley han generado en el primer trimestre de 2018 ingresos récord. Goldman Sachs ha incrementado dicha partida un 21% respecto a 2017 y hasta un 68% respecto a 2016. En entidades europeas, dichos ingresos están al alza respecto a años anteriores como ocurre con USB o Credit Suisse. La excepción es BNP Paribas que ha reducido sus ingresos en este 2018, aunque se trata de algo anecdótico puesto que la cifra de 2018 es la cuarta mejor de la década.
El problema de todo lo anterior, las malas cifras en ingresos, es que las ratios de rentabilidad siguen por debajo de cero. Esa circunstancia expulsa capitales de cualquier empresa, puesto que difícilmente se puede entender alguien va a invertir en una firma que ha mostrado una rentabilidad negativa en los últimos años. Deutsche Bank cerró el primer trimestre de 2018 con una tasa de retorno del capital del -2,44%, una cifra peor que la de hace un año. La ratio de la entidad alemana cada vez se aleja más de los gigantes del sector como BNP (7,72%), JP Morgan (10,8%), Goldman Sachs (5,75%) o Morgan Stanley (9,1%).
El resultado es evidente, Deutsche Bank se ha estrellado en Bolsa. La entidad es la peor del mercado alemán –Daxx– y del Eurostoxx 50 en lo que va de año. Además, su evolución dista mucho del resto del sector bancario europeo –medido a través del Eurostoxx Banks Price– y de sus competidores norteamericanos que han cogido carrerilla en bolsa en las últimas semanas.
DEUTSCHE BANK PRESENTA SOBREVALORACIÓN DE ACTIVOS
Una de las claves en cualquier gestión financiera, más si cabe en la de un banco, es la de llevarla a cabo de manera eficiente y conservadora. Todo lo contrario, a lo que ha ocurrido en Deutsche Bank y que todavía sigue vigente. Una de las evidencias más claras de si un balance está sobrevalorado o no es medir si sus ventas generan plusvalías o pérdidas. En el caso de la firma alemana es evidente lo segundo.
Uno de los casos más flagrantes de ello fue su intento de venta de su filial española. La entidad pretendió colocarla a un valor excesivo que al final no encontró comprador. También le ha ocurrido con la salida a Bolsa de su gestora DWS, la cual intento colocar en bolsa –un 25% de ella– por 2.000 millones, finalmente fueron 1.400 millones y en apenas un mes ha perdido ya un 3% de su valor.
Lo anterior denota un problema extra, Deutsche Bank está sumida en una espiral de venta de activos para mejorar su liquidez. De hecho, el volumen de activos totales de la firma es un3 30% inferior al que tenía 10 años atrás. Uno de los elementos que más se ha contraído, que también explica la caída de los ingresos financieros, es el apartado de activos derivados totales que se ha reducido hasta un 70%.