Si echamos un rápido vistazo a las cuentas de las entidades financieras vemos que el apartado comisiones ocupa un lugar destacado. Así, y en el primer trimestre de 2018, y sobre el mismo trimestre del año anterior, en BBVA subieron un 7,8%, en Bankia un 27,2%, en Santander un 14%, en Sabadell un 6,5%, y en Bankinter un 8,7%.
En un entorno de tipos de interés con el euribor en negativo, las entidades financieras sufren. Su negocio tradicional de comprar dinero, venderlo y sacar partido a la diferencia no es tan sencillo. Y hay que echar mano a otros ‘negocios’ para acabar siendo rentables.
Ahí es donde entran en juego las comisiones. Las hay de todo tipo y colores. Pero hay una que una está afectando sobremanera el ahorro de sus depositantes. Esa no es otra que la relacionada con los planes de pensiones.
COMISIONES MÁS ALTAS DE EUROPA
Es de Perogrullo decir que los españoles están preocupados por las pensiones. Una ola de manifestaciones así lo atestiguan. De hecho, y según el CIS, se ha convertido en la quinta preocupación más importante para los ciudadanos. La llamada tasa de sustitución, lo que se cobraría respecto al último sueldo, sigue cayendo año tras año.
Los planes de pensiones, ante este panorama, podrían ser la solución perfecta. Y, sin embargo, el número de partícipes se está diluyendo como un azucarillo en un café: entre diciembre de 2017 y marzo de 2018, ha caído un 0,35%, según el comparador financiero HelMyCash.Com.
5,2 millones de participes no llevan a cabo ningún tipo de ingreso en el plan de pensiones que tienen contratado
¿Por qué? Primero, por su iliquidez. Son cómodos porque, tacita a tacita (como decía un popular anuncio protagonizado por la actriz Carmen Maura en la década de los 80 del pasado siglo XX), se puede ir engordando la hucha. Pero hay que esperar a la jubilación, o al menos a que pasen diez años, para poder recuperarlos. En este último supuesto, se tienen en consideración los planes contratados a partir de 2015, por lo que hasta 2025 no estará disponible esta ventana.
En segundo lugar, de quien tiene contratado un plan de pensiones (algo más de 9,6 millones), sólo uno de cada tres realiza algún tipo de aportación anual. Dicho de otra manera, 5,2 millones de participes no llevan a cabo ningún tipo de ingreso para mejorar su jubilación. Además, al tratarse de un producto de inversión, está sujeto a vaivenes. De hecho, y de media, los planes de pensiones del Sistema Individual han cerrado el primer trimestre de 2018 con una rentabilidad anual del -0,04%, según Inverco.
Y, por último, las comisiones. Un pesado lastre. Cierto que el regulador español ha reducido la comisión máxima de gestión de estos fondos pero, aun así, España sigue teniendo los más caros de toda Europa.
Los costes de los diez fondos de pensiones más vendidos en España tienen unas comisiones que varían desde el 0,64% hasta el 1,5%, siendo la media del 1,7% si se tienen en cuenta las comisiones de gestión y depósitos que se les suelen aplicar, según Feelcapital.
Con un patrimonio de 18.727 millones de euros, y casi 1,5 millones de partícipes, estos diez fondos suponen el 17% del total del dinero en pensiones, y el 15,4% del total de partícipes. ¿Por qué se venden los fondos de pensiones más caros y no los más rentables? “Las redes bancarias los ofrecen a sus clientes por el mero hecho de ser los más vendidos, no porque se ajusten a los perfiles de riesgo de esos partícipes. Esto indudablemente lastra su rentabilidad”, asegura Antonio Banda, CEO de Feelcapital.
El Gobierno está convencido de que hay que fomentar la contratación de este tipo de productos y seguir, de esta manera, el camino de otros vecinos europeos. Las comisiones que utilizan las entidades financieras, de momento, son un freno. Y, ante la duda, siempre hay otros productos de ahorro como los Pias, los PPA (ambos seguros de vida), u otros ue no tienen la misma finalidad como los fondos de inversión.