La pelvis del anciano y otros timos surrealistas a los seguros

Ni más ni menos que 165.959 intentos de estafa al seguro tuvieron lugar durante 2017 según Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras (ICEA). No es una cifra exacta, son muchos más, ya que según el informe El fraude al seguro español, en esas cantidades sólo se tienen en cuenta los datos aportados por 38 aseguradoras que representan una cuota de mercado del 54,5%. Pelayo, Axa, Caser o Mapfre sí están presentes con casos que demuestran que España sigue siendo un país de pillos, mangantes y pícaros.

Unas dotes de Sherlock Holmes que hicieron que Mapfre destapara la estafa de un anciano en Las Palmas de Gran Canaria. El hombre, cuya situación personal cabría calificar como complicada ya que estaba solo, dependiente, y abandonado por el matrimonio que le cuidaba, viajaba en una ambulancia cuando ésta tuvo un accidente.

El parte del hospital donde es atendido habla de lesiones leves. Sin embargo, cuando el anciano acude a consulta con el perito médico de Mapfre presenta un informe de otro hospital donde se habla de fractura de pelvis producida por el citado accidente de circulación.

Los siniestros simulados, o la ocultación de daños que ya existían, son moneda común para engañar al seguro

¿Es un caso social o achacable al percance de la ambulancia? Servicios Sociales otorga un abogado de oficio al anciano para que reclame a la aseguradora. Este, desconocedor de los antecedentes, aporta los informes previos y un CD con imágenes y… ¡bingo! La radiografía que mostraba la fractura de la pelvis se hizo a las diez de la mañana, y el accidente de la ambulancia fue a las cuatro de la tarde.

¿Todo solucionado? Ni mucho menos. El anciano decidió acudir a los tribunales para reclamar a Mapfre 325.870 euros. Las resoluciones judiciales, tanto en primera como en segunda instancia, dieron la razón a Mapfre.

Mapfre y otros casos

Una pizzería sufre un incendio en Madrid. Asegurada desde hace sólo dos meses en Mapfre, el perito descubre 14 focos de fuego y restos de gasolina. El dueño, con problemas económicos, reclama una indemnización de 68.816 euros. Más adelante, una persona con quemaduras en el cuerpo confiesa en urgencias de un hospital ser el autor material del incendio junto a un compinche tras ser contratados por el dueño de la pizzería que fue condenado a seis años de cárcel.

Si nos atenemos a las estadísticas publicadas por ICEA, en automóviles, el intento de estafa más común son las reclamaciones desproporcionadas (el 38,5% del total), seguido por la ocultación de las lesiones o daños preexistentes (19,5%). En el caso de los seguros multirriesgo, lo más frecuente son los siniestros simulados (28%). El anciano y la pizzería son buena muestra de ello. Pero hay más.

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Cinco meses después de asegurar su barco pesquero en Caser, la embarcación se hunde frente a las costas de Cádiz. La aseguradora sospecha porque no activó las señales pertinentes de alarma, días antes solicitó permiso para navegar 30 millas mar adentro (una zona con menos tráfico), y quien estaba más cerca era su sobrino que no acudió a su rescate. La embarcación jamás fue encontrada (a pesar de usar una empresa especializada en investigaciones subacuáticas y expertos del Ministerio de Fomento), y el asegurado reclamó 325.000 euros por la vía judicial. El juez dio la razón a la aseguradora al demostrarse que no pudo hundirse en las circunstancias descritas.

¿Más casos? En un centro comercial de un pueblo de Orense, un conductor da marcha atrás y topa con algo. Al salir, un hombre en el suelo. Se despiden al decir que se encuentra bien, pero días después reclama por diferentes dolores en distintas partes del cuerpo, así como una intervención quirúrgica por hernia discal y espondilolistesis. Dolencias que, descubre el perito, son anteriores al incidente.

Alertada en este caso por Pelayo, la Guardia Civil investiga al herido y descubre que ya había simulado ser atropellado en, al menos, otras cuatro ocasiones. Pero no sólo él. Su mujer había hecho lo propio otras dos ocasiones. Tal era su pillería, que también recibían dinero por parte de un seguro de accidentes que ellos mismos suscribían.

Un conductor que quiere hacen creer al seguro que han golpeado a su coche estando aparcado, cuando en realidad fue él quien chocó con otros tres automóviles estacionados y se dio a la fuga; una empresa que reclama los daños causados a sus mercancías tras unas lluvias torrenciales, pero resulta que tras las pesquisas oportunas se demuestra que están mojadas con agua del grifo y no de lluvia; o un empresario endeudado hasta las cejas que solicita una indemnización por invalidez permanente de dos aseguradoras alegando un trastorno bipolar aportando informes médicos falsificados son algunos ejemplos más de cómo Mapfre, Axa, Pelayo, o Fiatc deben estar ojo avizor para que no se las den con queso.