jueves, 12 diciembre 2024

El 5G, una fiesta que puede acabar con resaca

Todas las empresas tecnológicas se frotan las manos con la llegada del 5G. El futuro estándar de conectividad móvil promete mayores velocidades, una latencia casi inexistente y la capacidad de gestionar grandes picos de conexiones en lugares muy concurridos. Así, desde hace meses se cuentan historias casi mágicas sobre esta nueva tecnología. A su vez, surgen pragmáticos que ponen en vigilancia tanta euforia.

Y no son los únicos. Los mensajes entre líneas también dejan en evidencia cierta preocupación. Hace unas semanas Telefónica presentó, junto a Ericsson y Nokia, su proyecto de ciudades inteligentes para experimentar con 5G. De hecho, la semana pasada puso en circulación un vehículo autónomo controlado por esta tecnología. Lo curioso fue el énfasis por parte de todas las empresas en que el 5G generará negocio y que se debe monetizar.

Se trata, como dice Phil Marshall, investigador jefe de Tolaga Research, de ofrecer casos de éxito nacional, que casi rozan el orgullo patrio, con el objetivo de afianzar la confianza del consumidor con empresas de éxitos. Pero como advierte el investigador de la consultora, este triunfalismo con el 5G puede sesgar la realidad de dicha tecnología en los próximos años.

Marshall entiende que el negocio móvil no para de crecer. El tráfico de datos móviles se está duplicando cada año, las conexiones IoT están creciendo en torno al 30% anual, y la necesidad de mejor latencia para la realidad virtual y aumentada se necesita de manera inmediata. Eso no lo duda.

Sin embargo, recuerda que muchos expertos y analistas cuestionan que, dado los avances que se están haciendo sobre el 4G, no se puedan llevar a cabos muchas de estas acciones sobre dicha red; y, sobre todo, porque las líneas de negocio que se puedan desarrollar sobre 5G todavía siguen sin estar claras.

LOS FACTORES QUE CUESTIONAN EL 5G

Desde Tolaga Research estiman que hay cuatro hilos conductores para poner en duda tanta euforia sobre el 5G. La disponibilidad de espectro radioeléctrico, la madurez de los servicios cloud, las arquitecturas de redes virtuales y la dinámica del mercado.

Sobre el espectro de radio, España es un ejemplo inmejorable. Con el 4G hubo graves problemas de licitación derivados del dividendo digital que desplazaba a las televisiones a otras bandas de frecuencia. Pues bien, ahora estamos en la misma situación y, por ahora, el Gobierno no se ha posicionado sobre la situación. Se conoce que se irán licitando algunas bandas, como la de 3,5 Ghz; pero poco más.

Por otra parte, aunque los operadores ya están virtualizando sus redes, el proceso está siendo más lento del esperado. De este modo, el ritmo con el que consigan virtualizar sus redes será clave para la escala de sus redes.

Otro aspecto que puede perjudicar es la guerra comercial entre operadores. Las grandes telecos se centrarán, en principio, en desarrollar ofertas comerciales para que la gente conozca el 5G. Esto llevará, sin duda, a una pelea entre empresas para sacar ofertas y tarifas llamativas, lo que puede llevar a que los verdaderos avances se retrasen.

Por último, Phil Marshall entiende que el despliegue de 5G se desarrollará con toda normalidad, pero recuerda que no se debe subestimar las complejidades que habrá en alguno casos de uso de los que ahora mismo se está alardeando, y no todo será tan sencillo.


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