La cúpula directiva de Repsol, con Brufau e Imaz a la cabeza, ha esbozado una remuneración futura de dividendos que en el mercado empieza a considerarse excesiva. Más aun, ahora que acaba de perder una fuente importante de ingresos con la venta de su participación en Gas Natural. El problema es que en la actualidad Repsol no tiene un generador de recursos que supla a Gas Natural, con el segmento Downstream maduro y sin apenas variaciones, y el Upstream con diversos problemas y limitaciones.
En un par de meses se van a cumplir 3 años y medio desde la compra de la firma canadiense, Talismán Energy, por la española. El movimiento, dirigido personalmente por Brufau, no solo ha mostrado rendimientos decepcionantes en sus primeros años, sino que además algunas de sus licencias más representativas están bloqueadas o a medio potencial. En palabras de Bloomberg, a través de Bloomberg Intelligence, en Repsol existe “una perspectiva de crecimiento decepcionante para 2020” debido a su posicionamiento frágil en el segmento Upstream.
En Repsol existe “una perspectiva de crecimiento decepcionante para 2020”
El principal problema de que Repsol tenga un crecimiento decepcionante es que si no es capaz de mantener sus beneficios, no podrá mantener su agresiva política de dividendos. El primer punto que pone en duda que Repsol sea capaz de mantener su actual ritmo de ingresos y beneficios es su salida de Gas Natural. La firma debería “encontrar una nueva fuente de ingresos” que compense la salida de la gasista española, explica el informe de BI.
En este nuevo escenario se abren dos frentes. Por un lado, mejorar en la parte del negocio más sólido de Repsol, el de Dowstream. Este segmento engloba diversas actividades relacionadas con la transformación de hidrocarburos y su posterior venta: desde el suministro y comercialización hasta el refino. El problema es que es un sector muy maduro, dónde es realmente difícil crecer con fuerza. De hecho, en ingresos pese a las buenas cifras en 2017 se situó por debajo de valores de 2012, 2013 y 2014. Es más, ni la mejora de ingresos en 2017 ha conseguido elevar los beneficios de este segmento que estuvo en línea con 2016.
La otra alternativa para mantener el nivel de dividendos es que sea el upstream el que genere ese aumento de flujos. En principio, no es un mal actor para ello debido a sus variaciones son más amplias y en entornos de subida de precios del petróleo –cómo las actuales– puede generar un mayor flujo de ingresos. El problema en este punto es que la apuesta que llevó a cabo Repsol con la compra de Talismán no termina de cuajar.
En la actualidad, la sociedad conjunta creada con Talismán, denominada Repsol Oil&Gas Cánada, presenta disfuncionalidades en algunos de sus principales pozos petrolíferos. En sus exploraciones en el Mar del Norte la sociedad presenta diversos problemas. El primero es el litio que mantiene con el Grupo Sinopec, el cual busca el reembolso de la compra que realizó de Talismán UK en 2012, a través de un arbitraje. Además, se le suma las dificultades que presenta la firma exploradora en aquella región entre los que destacan: una producción en declive, un fuerte envejecimiento de las estructuras. Por último, que la cuenca presenta cada día mayores costes.
Repsol también presenta problemas en Duvenay, una de las llanuras con mayores reservas a nivel mundial situada en Canadá. En la actualidad, la firma española solo ha explorado un puñado de pozos de todo su potencial. Además, sus pozos de shale en Marcellus y Eagle Ford están presentando los mismos problemas que sus competidores, que su caja no es capaz de cubrir su Capex.
La licencia que tenía en su poder Talismán para explorar en aguas profundas enfrente de la costa de Vietnam, en Ca Rong Do, está en la actualidad parado por la prohibición del Gobierno. Con ello, Repsol pierde uno de los yacimientos con más potencial de los que poseía en 2017. Por último, sus exploraciones en Venezuela están en medio de una inestabilidad política que tiene limita su potencial. En definitiva, un gran número de licencias de exploración y explotación que adquirió con Talismán están ahora mismo paradas.
Los problemas anteriores repercuten obviamente sobre las cuentas de Repsol, que ni en 2016 ni en 2017 ha obtenido realmente plusvalías por Talismán. De hecho, los ingresos conjuntos entre ambas compañías en el segmento upstream en 2014 –último año que Talismán operó al margen de Repsol– fue de 8.556 millones, en 2017 el segmento en Repsol sumo 6.333 millones, un 25% inferior pese a que el Brent cerró 2014 en línea con el precio en 2017 por encima de los 50 dólares.
Talismán no le sale a cuenta a Repsol
El movimiento de Brufau con la compra de Talismán fue demasiado excesivamente caro. Repsol pagó hasta 8 euros por acción, lo que valoraba a la canadiense por un valor de 10.400 millones de euros –unos 13.000 millones de dólares–. La capitalización de Talismán en 2014, momento que se cerró el acuerdo, sumaba 8.000 millones, un 39% inferior al precio pagado. Para encontrar una capitalización cercana a lo pagado por Repsol hay que retroceder hasta 2011, ese año el barril de Brent superó los 111 euros.
La caída del valor del petróleo habría reducido probablemente el valor de Talismán a la mitad
También fue una acción precipitada, ya que el acuerdo se cierra cuando los analistas pronosticaban una temporada de entre 2 y 4 años de petróleo barato. La caída del valor del petróleo habría reducido probablemente el valor de Talismán a la mitad. Además, el alto volumen de deuda de la firma canadiense –entre 2009 y 2013 creció un 40%– unido a la caída del precio del petróleo habría obligado a su venta a precio de saldo.
Los resultados de la firma, según desglosa Bloomberg, en 2015 y 2016 acumulan más de 2.000 millones en pérdidas bajo el yugo de Repsol. Una cifra que contrasta con la de los 4 años anteriores donde los beneficios acumulados superaron los 300 millones. Además, el ebitda desde entonces se ha reducido a la mitad respecto a años anteriores a la compra.