La tercera economía de la zona euro, y uno de los países que deberían ser locomotora de la Unión, volvió a dejarse su crédito económico y político por el camino. Entre los viejos fantasmas del todopoderoso Silvio Berlusconi y los movimientos populistas, Italia se convierte en un avispero difícil de gobernar.
Y que, entre los grupos antisistema, populista, o que cada cual ponga el nombre, aumentaron notablemente su presencia en la escena política italiana. De este modo, los votantes no dudaron en castigar a los principales partidos tras el declive económico de los últimos años. Los motivos que presentó el electorado para su elección fue simple: aumentos de los impuestos y las olas migratorias.
A la espera del recuento definitivo de los votos que se producirá este lunes, las proyecciones previas sugiere que el populista Movimiento Cinco Estrellas, con su tufo euroescéptico; y la Liga, con un color antiinmigrante, podrían alcanzar la mayoría en al menos una de las cámaras del parlamento con sede en Roma si hay una unión de facto entre ambas fuerzas. Las dos partes podrían tener una mayoría de alrededor de 345 escaños combinados en la cámara baja de 630, según las proyecciones de la RAI.
Para que se dé esta fórmula, requeriría primero que la Liga rompa su pacto electoral con los otros partidos de centroderecha. Después, se necesitarían semanas de negociación antes de poder designar un nuevo gobierno. Y este es el escenario que más temen desde Bruselas, puesto que crearía un escenario de incertidumbre para los mercados de toda la Unión Europea.
La gobernanza en Italia
Con el pactómetro en la mano, la coalición de centroderecha respaldada por el ex primer ministro Silvio Berlusconi, de 81 años, e incluida la Liga, fue el grupo más grande, según las primeras proyecciones. No obstante, se pronostica que su bloque solo vencería por poco a «las estrellas», cuyo líder Luigi Di Maio, de 31 años, ha querido convertirse en el estilete de una clase gobernante a menudo contaminada por escándalos de corrupción. Esto le ha llevado a ser el mayor partido independiente en el parlamento por un amplio margen.
Aunque todo los problemas económicos aparecen con el Movimiento Cinco Estrellas. Un gobierno liderado por los populista «dificultaría la unión bancaria europea en el corto plazo, ya que iría en contra de una serie de reglas que el bloque franco-alemán considera necesarias», manifestó Nicola Nobile, economista senior de Oxford Economics en Milán, en declaraciones a Bloomberg. «En lo que se refiere a la integración económica europea, este resultado hace que el proceso sea aún más lento de lo que debería ser», añadió.
Ante esta situación, Italia no ha podido contener lo que otros países como Alemania, Francia u Holanda sí han conseguido: parar el populismo. Pero la mala gestión económico y los movimientos migratorios al alza desde 2016 han provocado un giro en el voto del electorado transalpino del que ahora no se puede escapar.
¿Caída de Berlusconi?
Otra capa de incertidumbre se presentó cuando el partido Forza Italia de Berlusconi fue superado por su principal aliado, la Liga liderada por Matteo Salvini, cuyo mensaje antiinmigración ayudó a difundir el atractivo de su partido.
El mensaje, uno tradicional: las diferencia entre el rico norte industrial hasta el deprimido sur. Esto parece haber arruinado las esperanzas del magnate de los medios de comunicación, cuya presencia siempre genera polémicas.