El presidente argentino, Mauricio Macri, esperaba que una cosecha de soja que alcanzaría niveles prácticamente sin precedentes impulsara un crecimiento económico del 3,5% este año y extendiera la recuperación de la nación.
En cambio, con la peor sequía en 30 años que afecta este año al país, los agricultores se preparan para la peor cosecha desde 2009. Es una sorpresa indeseada para un gobierno con una lista de tareas que ya incluye moderar la inflación, cerrar la brecha fiscal e impulsar las exportaciones.
Puede que el Gobierno tenga que recortar su proyección del producto interno bruto para 2018 si la sequía persiste esta semana, declaró el lunes Guido Sandleris, el jefe de asesores del Ministerio de Hacienda. No se pronostican lluvias significativas.
«Esto probablemente tendrá un impacto muy serio en la economía, las exportaciones y la recaudación de impuestos», dijo Emilce Terré, coordinadora de informaciones y estudios económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario. «Los cultivos son la mayor exportación de Argentina y necesita los dólares para pagar las importaciones y pagar la deuda».
Asimismo, están aumentando las señales de que la sequía puede ser peor de la que los agricultores experimentaron en sus tierras resecas en 2009. Los embarques de soja y maíz representan el 36% de las exportaciones totales y el gobierno los grava.
A estas alturas de 2009, había caído más lluvia en gran parte de las explanadas, según mapas que el Gobierno publicó el lunes. Ese año, los analistas predijeron una cosecha de soja de 46,2 millones de toneladas métricas. Al final de la cosecha, los agricultores habían cosechado solo 39,9 millones, un mínimo histórico. La caída arrastró a la economía a una recesión.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires ha rebajado su estimación de soja a 47 millones de toneladas para 2018 y es probable que la bolsa tenga que reducirla aún más, declaró Esteban Copati, jefe de estimaciones agrícolas de la entidad. Los economistas están empezando a hacer lo mismo con las proyecciones del PIB. Eco Go SA recortó el pronóstico a un 1,8% desde la estimación previa de un 2,1%, señaló Martin Vauthier, economista de la empresa de consultoría. En el peor de los casos, la sequía reduciría en 0,5 puntos porcentuales el crecimiento, dijo el lunes en un informe Lucia Pezzarini, economista de la consultora LCG SA. Pezzarini prevé una caída en las exportaciones de cultivos de 2.000 millones de dólares basándose en los recortes a las estimaciones de la cosecha realizados desde diciembre. Sin embargo, una flexibilización de la política monetaria y una esperada recuperación de Brasil, un importante socio comercial, implica que LCG mantiene por ahora su previsión de crecimiento en un 2%
Si las estimaciones de los cultivos continúan cayendo, «esto va a ser malo», declaró Iván Ordoñez, economista independiente quien es consultor de empresas de suministros agrícolas. «Podríamos estar viendo una repetición de lo ocurrido en 2009. »
Jonathan Gilbert para Bloomberg