India hace frente a los escándalos por estafa

En India, el nombre del joyero multimillonario Nirav Modi fue alguna vez sinónimo de glamour y buena vida. Se lo podía ver en afiches publicitarios junto a estrellitas de Bollywood, y sus creaciones con abundancia de diamantes se vendían hasta en la Avenida Madison de Nueva York. Ahora, el nombre es sinónimo de acusaciones de estafa.

El Día de San Valentín, uno de los mayores bancos de India acusó al joyero de ser el artífice de una estafa financiera: una operación de siete años en la que se habrían usado garantías falsas por el valor de 2.000 millones de dólares para obtener préstamos. Una serie de otros escándalos empresariales también concentra en este momento la atención de los medios indios. Bloomberg News informó este mes que los vástagos de la destacada familia Singh de Nueva Delhi habrían tomado unos 78 millones de una compañía hospitalaria que controlaban sin la aprobación de la junta directiva. Ya antes un inversor con sede en Nueva York había acusado a los hermanos de desviar por lo menos 300 millones de dólares del brazo de crédito de su firma de servicios financieros.

Luego, el dueño de una compañía fabricante de lapiceras con sede cerca del Ganges y su hijo fueron detenidos al acusárselos de haber estafado a bancos por alrededor de 570 millones. En los últimos días, además, la policía federal registró una protesta contra el presidente de una compañía azucarera al que se acusa de generarle pérdidas a un banco que administra el Estado. La compañía prometió poco después reembolsar todos los préstamos pendientes.

Los ejecutivos en cuestión niegan toda conducta inapropiada, pero de pronto las empresas de India parecen inmersas en acusaciones de estafa. Esas acusaciones constituyen un golpe para un país que se esfuerza por dejar atrás sus antecedentes de arraigada corrupción y conquistar la confianza de los inversores globales. “Hacen que India pierda lustre en momentos en que el país atrae el fuerte interés de los inversores”, dice Manish Singh, máximo responsable de inversión en Londres de la firma de gestión patrimonial Crossbridge Capital LLP. “Justo cuando más inversores se disponían a decir ‘Sí’, el pasado se hace presente otra vez”.

La publicidad negativa no podría haber llegado en peor momento para el gobierno del primer ministro Narendra Modi. India necesita capital y aspira a que la inversión extranjera resucite el empleo y el crecimiento, que ha declinado al nivel más bajo en cuatro años. Los bonos gubernamentales han experimentado la peor liquidación en casi dos décadas y la rupia y las acciones se ven muy presionadas.

Las presuntas estafas empresariales han generado amplias investigaciones gubernamentales. La Oficina Central de Investigaciones de India estudia las acusaciones contra el joyero, que éste rechaza.

Mientras tanto, el ente regulador del mercado bursátil y la Oficina de Investigación de Estafas Graves del gobierno analizarán los movimientos de fondos de las dos compañías que controlan los hermanos Singh, Malvinder y Shivinder. Los hermanos han negado haber desviado dinero de su firma de servicios financieros y han dicho que las transacciones de la compañía hospitalaria fueron en realidad préstamos que originalmente se hicieron a compañías no vinculadas con ésta que luego pasaron a formar parte de su grupo empresarial, que se han declarado a partir de ese momento y que el reembolso está en proceso.

La atención se concentra ahora en una cultura empresarial opaca dominada por familias poderosas –a las que se denomina “promotoras” en la jerga de las empresas indias- y en la ausencia de controles para ponerles freno.

Ari Altstedter y Anirban Nag para Bloomberg