Durante los últimos años hemos visto en televisión diferentes spots de espárragos Carretilla con lemas como “si es natural, es Carretilla” o “Carretilla despierta el gusto por lo auténtico que todos llevamos dentro”. Todos ellos interpretados por un actor bien parecido, que bien podría pasar por un auténtico chicarrón del norte (la empresa tiene su sede en Navarra).
Este agricultor, de piel tan blanca como la leche, es el que aparece en todos y cada uno de los productos de la enseña navarra portando una carretilla. Dicho de otra manera, vende un producto cuasi artesanal.
Fundada en 1875, la empresa facturó 157,72 millones de euros en 2016 y exportó el 25% de sus ventas
“El hombre con la carretilla juega con el nombre del producto y simboliza una garantía de calidad, dando la sensación que del campo al envasado no ha transcurrido apenas tiempo. Se trata de una campaña que trata de comunicar los atributos de calidad del producto, espárragos blancos, jugosos, sin hebras, y no su origen”, señala Montserrat Fernández, profesora del Área de Brand Management de Madrid School of Marketing (MSMK).
Porque, si uno le da la vuelta al envase, el producto es… ¡originario de China! Por tanto, se trata de eso, de una sensación. Porque el cultivo y el envasado se ha llevado a cabo a más de 9.000 kilómetros. Y el agricultor, en vez de llamarse Joseba, Manuel, o Iñigo, bien podría llamarse Mao Jintao.
Carretilla garantiza la máxima calidad
El ‘inventor’ de este agricultor es Industrias Alimentarias de Navarra (IAN), una firma fundada en 1875 y dedicada a la fabricación y comercialización de conservas vegetales y platos preparados. En 2016 facturó 157,72 millones de euros y exportó el 25% de sus ventas. Su plantilla la componen unos 1.800 empleados.
Un año antes, en 2015, fue vendida por Viscofán al grupo Portobello Capital por 5,5 millones de euros. Esta gestora de fondos de capital riesgo fue fundada en el año 2010 por Iñigo Sánchez-Asiaín, sobrino del que fuera presidente del Banco Bilbao Vizcaya, José Ángel Sánchez-Asiaín.
“Grupo IAN y Carretilla garantizan la máxima calidad de su producto independientemente del origen. El origen exclusivamente no garantiza un buen espárrago, sino que se requiere un cuidado y saber hacer en todas y cada una de sus fases de producción”, apuntan desde la enseña navarra.
Tres son las factorías que posee la firma. Dos en España, en concreto en Villafranca (Navarra) y Cáceres; y una en China, en la ciudad de Ling Bao. “El hecho de que el agricultor del anuncio no sea originario del país donde se cultiva el producto puede querer transmitir que los responsables últimos de la calidad del producto son la propia empresa (española) independientemente de donde se cultive”, manifiesta Montserrat Fernández.
“En todas nuestras plantas contamos con la certificación bajo el estándar alimentario IFS, basado en el APPCC, análisis de peligros y puntos de control críticos que velan por la seguridad alimentaria”, aseguran desde IAN. Y recalcan: “Poseemos unos sistemas de trazabilidad definidos para todas nuestras plantas, independientemente del país de origen, para garantizar el buen estado del producto en todo momento, desde que está en la fábrica hasta que llega al punto de venta”.
Respuestas a nuestras preguntas sobre la calidad del producto. Pero la empresa no ha querido facilitarnos datos como la producción anual de espárragos; cuántos se producen en España y en China; el proceso para traer la materia prima desde China a España; si tienen previsto abrir nuevas plantas en el país de Mao; o si es más rentable producir en China o en España, o si es una cuestión de no tener el suficiente terreno en Navarra, Aragón y La Rioja (donde se produce el denominado como Espárrago de Navarra), que goza de denominación específica e indicación protegida por su calidad.
La razón de su apuesta por el mercado chino es económica. Cultivar el espárrago exige mucha mano de obra. Plantarlo es muy laborioso y la recolección no es nada barata. Y el auténtico con denominación de origen tiene una producción reducida, selecta y, por tanto, cara. Carretilla lo sabe. Y juega a caballo ganador con China.