Durante el pasado año ninguna energía de forma aislada ha producido tanto como el conjunto de renovables. Y, especialmente, la eólica ha sido la que ha supuesto un mayor espaldarazo a este tipo de producción. Los grandes beneficiados han sido los consumidores, sobre todo gracias a un mes de diciembre altamente ventoso que ha hecho girar molinos como no se veía desde hace años.
Sobre los datos consolidados que aporta de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), este tipo de energía ha sido la segunda tecnología del sistema energético español. De este modo, los 23 GW eólicos han producido más de 47 TWh, lo que ha supuesto el 19,2% de la electricidad consumida a nivel nacional en el año. Un año más, la energía eólica se ha comportado de forma estable, aportando prácticamente la misma electricidad respecto al año anterior.
Desde la asociación se sienten especialmente satisfechos puesto que los más de 20.000 aerogeneradores instalados en nuestro país en más de 1.000 parques eólicos han tenido un comportamiento excelente en días clave de máxima demanda. Todo ello con récord incluido. Y es que se dio un pico de producción eólica el pasado 27 de diciembre con una producción eólica de 330 GWh, siendo la primera tecnología en el mix de generación, con una cobertura de la demanda de electricidad del 47%, según datos de Red Eléctrica Española. Diciembre de 2017 ha terminado siendo el mes de diciembre con más generación eólica de la historia y el más ventoso del año.
Toda esta secuencia de cifras deja una conclusión satisfactoria para el sector renovable: sin esta mayor aportación eólica en diciembre, el precio medio del mercado eléctrico podría haber sido de hasta 20 €/MWh superior al que finalmente se traslada a los consumidores. De este modo, el incremento en la generación eólica ha supuesto un ahorro de un 30-35% respecto al año pasado. En total, los consumidores españoles se habrán ahorrado más de 400 millones de euros gracias a la mayor generación eólica.
¿Y ahora qué hará la energía eólica?
El reto de las renovables, y en concreto de la energía eólica, será mantener la cabeza visible. Con un cierre de año bastante convulso en el entramado energético, sobre todo por la disputa entre el ministro de Energía Álvaro Nadal y algunas eléctricas, España sigue teniendo un problema energético en forma de alta factura.
Así, desde la AEE consideran necesaria una mayor electrificación de los usos finales energéticos como vía hacia una electrificación más rápida de la economía y una mayor contribución de las energías renovables.
Por este motivo defienden la necesidad de una planificación para los próximos años que garantice un mix equilibrado. Del mismo modo estiman que uno de los retos de cara a los próximos años va a ser cómo afrontan los mercados eléctricos el hecho de que cada vez haya más penetración de las renovables, que a la vez que bajan los precios canibalizan sus propios ingresos. Por ello, consideran que habrá que buscar mecanismos para que la situación sea sostenible, como los contratos bilaterales a largo plazo o las coberturas de precios.
Bajo estas condiciones, los principales objetivos de la I+D van orientados, según la AEE, a la reducción de costes, mejorar la calidad del producto, la integración en red en condiciones óptimas de seguridad y confiabilidad, y mejorar el proceso productivo, manteniendo la disponibilidad de los parques en un escenario de extensión de vida de los activos. Todo ello tanto para instalaciones en tierra como en el mar.
Concluyen en la presentación de su informe para 2018, que para España es muy importante posicionar a la industria eólica española como líder en tecnología offshore y establecer las condiciones necesarias para la implantación de offshore en nuestro país.