De cómo los navales le comieron la tostada a los aeronáuticos en el lobby de la industria militar

La Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Aeronáutica y Espacio (Tedae) ha cambiado de rumbo recientemente. Nunca mejor dicho, ya que el relevo en su presidencia cambia significativamente los derroteros del que es considerado el ‘lobby’ de la industria española de defensa y seguridad. Jaime de Rábago, un ingeniero industrial de ICAI que ha sido consejero delegado de Navantia, sustituye a Adolfo Menéndez, abogado del Estado y exsubsecretario en el Ministerio de Defensa. Esto quiere decir que Tedae cambia la línea de presidentes de corte institucional, que han tenido cargo político de relevancia en el Ministerio, por un hombre de empresa. Y del sector naval, algo que ha llamado la atención en el ámbito de la industria militar.

La sorpresa en el relevo es que De Rábago es considerado lógicamente un hombre “naval” que consiguió vencer a un rival procedente del aeronáutico, Enrique Barrientos, un ex de Airbus. Esto ha hecho que levanten las cejas bastantes directivos del sector, que consideran que las empresas de aviación y aeroespaciales facturan casi el 70% del total del sector de la Defensa representado en Tedae.

Según ha podido saber Merca2, para la candidatura de De Rábago fue clave el apoyo de Ignacio Mataix, actual CEO de ITP en la Junta Directiva de Tedae. Junto a Mataix, Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra y con lazos de amistad y confianza con el hombre fuerte de ITP, se decantó también por la candidatura de este ingeniero formado en la Universidad de Pontificia de Comillas, misma casa madre de Mataix y Abril-Martorell. Además en esta Junta en la que se decidió el relevo de Adolfo Menéndez faltó alguna empresa clave del sector aéreo.

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En Jaime de Rábago se valora tanto su sólida formación como se tiene en cuenta su procedencia profesional de Navantia, que estuvo comandando entre 2012 y 2013, con lo que se resalta también su vinculación con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Su rival por este cargo de enorme representatividad era un ingeniero aeronáutico histórico de la actual Airbus, entonces EADS, que estuvo al frente de Cassidian, la división de telecomunicaciones del gigante europeo de la aviación. Inicialmente contaba con el apoyo del sector aeronáutico, pero tras los primeros movimientos en el Consejo quedó claro que De Rábago ganaría la elección.

Si algo tenían claro los muy influyentes socios de Tedae –la flor y nata de las empresas de la industria de seguridad y defensa de España– es que querían un giro al frente de su ‘lobby’. Tras una larga y fructífera etapa con el exministro Julián García Vargas como presidente, Adolfo Menéndez fue subsecretario de Defensa y también de Fomento, lo que daba continuidad al perfil institucional. Las grandes compañías creen que ha llegado el momento de que un perfil más empresarial y comercial se haga cargo del ‘lobby’. Menéndez es un hombre de enormemente sólida base teórica en el ámbito del derecho, “pero más de teoría que de acción. Y las empresas lo que necesitamos es vender”, asegura a Merca2 un directivo de una compañía media del sector con larga experiencia.

Momento clave de incremento de gastos de Defensa

El sector vive un momento clave y en cierto modo excitante. El Gobierno ya ha anunciado un fuerte incremento en los presupuestos de Defensa. Ni más ni menos que un 80% en el plazo de siete años, para llevarlo a unos 18.000 millones anuales, lo que supondrá entre el 1,5 y el 1,6% del PIB. Aunque no llegué al 2% exigido por Trump y ratificado por los socios de la Alianza Atlántica en la cumbre de Gales, no deja de ser un importante escopetazo de salida. En esta línea, la ministra Dolores de Cospedal ha anunciado “un nuevo ciclo inversor”, que ha puesto las orejas de punta a todos los directivos de la seguridad y la defensa.

El viento no puede ser más favorable para la industria, ya que a la ecuación hay que sumar un efecto secundario del Brexit: el refuerzo de las políticas de seguridad común en el seno de la Unión Europea. Una apuesta a la que también se ha apuntado Cospedal, dispuesta a que su legislatura en Defensa sea cualquier cosa menos anodina. Y ese refuerzo ya se traduce en programas de sistemas de armamento.

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Sólidas razones para que la industria española afile los lápices y aliste sus equipos para salir a competir en el mercado. Según datos de la propia Tedae, las industrias españolas de defensa y aeronáuticas facturaron 10.728 millones de euros en 2016, una cifra que representa el 1 % del PIB y el 6 % del PIB industrial. Dieron empleo a 55.861 profesionales de «alta cualificación» mientras las exportaciones, que alcanzaron el 83 % de la facturación, suponen el 3,5 % del total español.

No solo es eso, sino que la aportación cualitativa al I+D-i nacional es importantísima: estas empresas invirtieron el 9,3 % de su volumen de negocio, una cifra que representa, según Tedae, el 7,5 % del total del gasto en innovación que realizó en España el pasado año.

Ahora corresponderá a Jaime de Rábago, vicepresidente además del Instituto de la Energía de España, ayudar a crear un clima favorable a que este ciclo inversor se materialice las factorías y centros de investigación españoles.