domingo, 15 diciembre 2024

Así es como las depredadores de Wall Street consumirían el ecosistema tecnológico

Conor Sen para Bloomberg

¿Qué tan grandes pueden ser las compañías tecnológicas? ¿Qué tanto pueden llegar a dominar la economía? Los “cinco grandes” -Apple, Alphabet, Microsoft, Facebook y Amazon- ahora tienen una valoración combinada de 3,3 billones de dólares (2,80 billones de euros), y representan más del 40% del índice Nasdaq 100.

A medida que la economía digital continúa creciendo más rápido que la antigua economía, es difícil ver qué puede detener a estos monstruos. A menos que la realidad se inmiscuya. Después de todo, ¿en qué consiste exactamente su negocio? ¿Quiénes son sus clientes? ¿.

Estas compañías son inmensas por una razón: casi todos los aspectos de la economía digital los afecta de una u otra forma. Sabemos que Facebook y Google representan el duopolio de la publicidad digital. Que Amazon cada vez devora más del comercio electrónico. Amazon, Google y Microsoft son líderes en el suministro de servicios en la nube. Apple vende móviles inteligentes de alta gama y otros dispositivos informáticos. Unimos todo, y estamos hablando de cientos de miles de millones de dólares en ingresos anuales y decenas de miles de millones en ganancias.

Lo que les falta a estas compañías, aparentemente, es que siguen siendo dependientes de los clientes que obtienen un valor agregado de sus servicios. Las empresas anuncian en Facebook y Google únicamente si determinan que es más rentable que no hacerlo. Los ingresos en la nube requieren la existencia de negocios que necesitan software.

Los proveedores externos eligen vender en Amazon porque es rentable. En otras palabras, en su mayoría, las cinco grandes compañías tecnológicas existen en su tamaño y escala actuales sólo porque sirven a una economía subyacente de compañías rentables.

La naturaleza disruptiva de las compañías tecnológicas plantea la duda sobre cuánto pueden crecer

Pero la naturaleza disruptiva de las compañías tecnológicas plantea la duda sobre cuánto pueden crecer. En cierto sentido, en algún momento sólo podrán crecer dejando fuera del negocio a algunos de sus clientes, directa o indirectamente. Consideremos un par de ejemplos.

Blue Apron, una empresa de entrega de comida que se lanzó a la Bolsa en 2017, ha sido un prolífico anunciante en línea. Si Amazon lanza un servicio competitivo que los deje fuera de circulación, Facebook y Google perderían ingresos publicitarios, y Microsoft y Google podrían perder perder ingresos en la nube. Otra compañía, Fossil Group, ha luchado con fuerza para vender relojes durante los últimos trimestres. Si el Apple Watch los saca del camino, Facebook y Google pierden un anunciante.

La visión minorista presentada por algunos optimistas tecnológicos sería devastadora para los ingresos publicitarios generales. Si se deja sin mercado a todas las tiendas físicas de ventas al por menor se mataría a la fuente de una gran parte de la demanda publicitaria. En cierto sentido, Amazon podría ponerse en el camino de Facebook y Google sin competir directamente con ellos.

Estas plataformas tecnológicas y las compañías a las que sirven existen en un ecosistema, donde debe haber algún tipo de equilibrio. Las compañías rentables pueden destinar sólo gran parte de sus ingresos a publicidad, servicios en la nube, tecnología de la información y similares. Si sus ganancias se esfuman, sus gastos en publicidad desaparecerán. Unos pocos depredadores con gran éxito podrían diezmar su ecosistema y terminar hambrientos.

Los mercados y la economía en general se metieron en problemas al cometer un error similar a las finanzas hace una década. Las finanzas, al igual que las compañías tecnológicas, existen como una capa sobre una economía subyacente.

La tecnología sentirá las mismas presiones que Wall Street

Los mercados se volvieron irracionales acerca de qué tan rentables podría ser el sector financiero en relación con la economía subyacente, y en respuesta a estas presiones del mercado, las finanzas idearon esquemas cada vez más elaborados para generar dinero que no era sostenible.

Puede que todavía no hayamos llegado a ese punto con las tecnológicas, pero a medida que las valoraciones de las acciones suban más y más, la tecnología sentirá las mismas presiones que Wall Street una década atrás.


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