El número de empresas que han cambiado su sede social de Cataluña a otros puntos de España ya supera la cifra de 2.200 desde el pasado 1 de octubre: Abertis, Pastas Gallo, Grupo Planeta, Allianz, Caixabank… La pregunta es: ¿Cómo les ha sentado a los catalanes esta fuga hacia otros lares? Pues la respuesta es que no muy bien.
Ni más ni menos que un 47,8% de los catalanes se muestran disconforme con el traslado de sede social o fiscal llevado a cabo por las enseñas radicadas hasta ahora en su comunidad autónoma. Y eso significa una caída, muy fuerte, en la reputación de las mismas entre su población. Hablamos de un -8,7%. “Es un descenso importante y relevante, que se traduce en una bajada en la intención de compra de un 9%”, afirma Enrique Jonhson, managing director de Reputation Institute.
Esta firma de consultoría y asesoramiento no tiene el dato concreto de cómo se traduce en euros esa bajada en la intención de compra. “Tendríamos que analizar y valorar cada una de las 41 compañías que han formado parte del estudio. No tenemos esa cantidad en concreto”, señala Yeray Carretero, su director de Consultoría.
Lo que sí se pone de manifiesto en el citado informe es que hay un cierto resquemor hacía aquellas compañías que dieron el paso de poner una pica en otros lugares de la geografía española. De hecho, uno de cada cinco encuestados considera que, si la independencia se quedara en agua de borrajas, no deberían nunca retornar su sede social a la región. Y hay un 30% que todavía no se decanta por una opción u otra. El otro 50% si estima que, como pasaba en el anuncio de El Almendro, sería bueno que volvieran a casa.
“La polarización es una constante en la sociedad catalana de hoy en día. Y sí han caído las ventas en aquellas compañías que han movido su sede. Por lo tanto, se puede afirmar que se las está castigando”, resalta Jonhson. Entonces, ¿qué cava será el preferido por los ciudadanos catalanes para celebrar las próximas Navidades? Aquellos que han puesto una cruz a aquellas firmas que decidieron marcharse con toda probabilidad elegirán Freixenet, penalizando a Codorníu que optó por La Rioja. Parafraseando una frase clásica, Cataluña no paga traidores.
Dejar de comprar
Que los riesgos reputacionales acaban impactando de forma negativa en el valor de la compañía es una verdad como un templo. Si no, que se lo pregunten a Volkswagen, y su particular crisis cuando se demostró que había manipulado los valores de las emisiones de sus motores (cayó casi 24 puntos en esta estadística). O a Costa Cruceros, cuando el buque Costa Concordia acabó semi hundido por una maniobra equivocada del comandante de la nave (-28 puntos).
¿Qué pasaría si finalmente se llegara a la independencia? En esta situación, los españoles (sin Cataluña) lo tendrían bastante claro: el 35% dejaría de comprar productos made in Cataluña. Y otro 15% todavía no lo ha decidido. ¿Traducido a euros? Serían alrededor de 20.000 millones de euros los que no entrarían en la caja de estas enseñas. “Incluso si el producto fuese mejor que el de la competencia, una cuarta parte de los españoles seguiría sin comprarlo”, puntualiza el managing director de Reputation Institute.
De momento, una de cada cinco españoles ha dejado de mirar con buenos ojos a los productos catalanes, desechándolos de su gasto. Otra quinta parte no lo ha hecho, pero sí tiene en mente hacerlo en el futuro si se produjese la secesión. Dos datos más: tres de cada cuatro españoles respalda la decisión de las compañías que han trasladado su sede social o fiscal, y las que lo han hecho se han vuelto más atractivas de cara a los inversores (un 3,2%). Lo que está claro es que las vistas son diferentes dependiendo de los prismáticos con los que se mire.