Las empresas, sobre todo de sectores estratégicos, soportan grandes cargas regulatorias. El objetivo, en principio, es generar una mayor competencia para que los ciudadanos se beneficien. Aunque, ¿siempre sucede eso? En España, Telefónica, Vodafone y Orange comprobarán en sus carnes si la regulación europea es demasiado exigente como para mantener el actual ritmo inversor.
Y es que en estos momentos se está llevando a cabo la revisión del nuevo código de comunicaciones electrónicas, y el Parlamento Europeo está en fase de revisiones. Muchas de ellas, según un informe elaborado por Bloomberg, podrían socavar el espíritu de fomento a la innovación que tenía el borrador original. Así pues, y a la espera del documento definitivo, muchas cuestiones quedan en el aire, sobre todo: los objetivos de cobertura nacional de 5G en 2025, así como una velocidad de 100 Mb/s de banda ancha fija en el mismo periodo.
¿Cómo podrían afectar a Telefónica, Vodafone y Orange posibles cambios normativos? Entre las nuevas propuestas hay algunas que afectan de manera directa a la inversión. En concreto, a la coinversión entre compañías, sobre todo las que son operadores de red y tienen infraestructuras propias, como es el caso de las grandes telecos españolas.
Aquí, las enmiendas en el Parlamento Europeo se centran en los esquemas de coinversión. Se centran en aspectos de dominancia. Es decir, que dos compañías, por ejemplo, desplieguen gran cantidad de fibra y luego puedan beneficiarse con respecto al resto de competidores. Algo lógico, pero que desde Europa quieren reducir a la mínima expresión. Por lo tanto, esto llevará a las inversiones en solitario, algo que en España está haciendo Telefónica. Bien es cierto que Orange y Vodafone tuvieron acuerdos de despliegue de fibra de manera conjunta, pero al final no han alargado su acuerdo.
Coto a los oligopolios competitivos
Quizá el problema para los operadores de telefonía, y en concreto el caso español, fue reconocer hace años la existencia de un oligopolio en las telecomunicaciones. Competitivo, lo apellido el CEO de Vodafone, Vittorio Colao; pero oligopolio. Así, el máximo capo del grupo británico acusó de prestar una “atención obsesiva” a los pequeños jugadores, cuando en realidad son los “oligopolios competitivos” los que generan inversión y crean puestos de trabajo.
Y nada de eso ha cambiado. Básicamente porque desde Bruselas quieren ampliar, según indican los analistas de Bloomberg, el concepto de dominación conjunta. De esta forma, alertan del riesgo de que dos operadores o proveedores de red puedan crear una posición de control sobre el resto del mercado.
Esta situación puede derivar en que haya unas trabas muy amplias en los mercados mayoristas, con el fin de regular la situación. Aunque al final lo que se consigue es una mayor presión sobre los precios y que, de forma no intencionada, sea el consumidor final el que pague el encarecimiento.
Telefónica y sus paquetes, también bajo lupa
El último de los grandes riesgos que plantea el informe de Bloomberg en cuanto a la posible sobrerregulación que quieren encorsetar en el nuevo código de comunicaciones electrónicas tiene que ver con los paquetes de ofertas convergentes. Es decir, aquellos que juntan los servicios fijos, móviles y de televisión.
La Comisión Europea estima que han alcanzado tanto protagonismo que, quizá, haya llegado la hora de meterles mano. Y, como no podía ser de otra manera, lo hará regulando. Creen que debe haber una simplificación en la condiciones de contratación, periodos de permanencia y selección de servicios. Si esto no lo hacen compañías como Telefónica, una de las más activas en Europa, deberán tomar medidas.
Además, desde Bruselas estiman que los contenidos de televisión representan otro factor que analizar, puesto que estas ofertas paquetizadas también incluyen estos contenidos de forma cada vez más abundante.
Sobre el resultado final de este documento, deberán estar muy atentas Deutsche Telekom, Orange o Telefónica, compañías que son incumbentes en sus respectivos mercados, y sobre los que la regulación siempre tiene especial vigilancia. El resultado sobre sus planes de inversión, así como el desarrollo tecnológico, sufrirá impacto si la regulación es excesiva. ¿Pero qué sucede si no lo es? ¿Los ciudadanos se benefician? Difícil conflicto para la Comisión Europea.