La manida frase «están en juego algo más que tres puntos» para darle más importancia a un determinado partido de fútbol tiene más sentido que nunca en el encuentro de Champions League que enfrenta esta noche en el Wanda Metropolitano al Atlético de Madrid con el modesto Qarabag. Si el Atlético empata o pierde -todavía no ha ganado un partido este año-, tendrá que ganar sí o sí a la Roma (en casa) y al Chelsea (en Londres) en los dos últimos partidos para no quedar fuera de la competición.
¿Quedar fuera de la competición? Eso sería un desastre económico para cualquier equipo. Pero para el Atlético de Madrid sería una catástrofe después de que la llegada de Diego Simeone al banquillo del club en diciembre de 2011 los éxitos deportivos -dos subcampeonatos de Europa y una Liga- hayan permitido darle la vuelta a una situación económica cercana a la quiebra.
A 30 de junio de 2011, fecha del cierre del ejercicio en el Atlético, último antes de que llegara al club Simeone, el club madrileño estaba asfixiado por las deudas con Hacienda, ingresó 94,65 millones de euros y tuvo unas pérdidas cercanas a los seis millones de euros, 5,9 millones.
Beneficios
Cinco años después, a 30 de junio de 2016 -último dato registrado-, los ingresos son más del doble, un total de 218,86 millones de euros, y las pérdidas de seis millones son ahora beneficios de 3,9 millones. Y la deuda con Hacienda, aunque sigue existiendo, es menor y se reduce cada año -en 2016 ha anticipado algunos pagos y ha recibido un nuevo calendario de pagos por 72 millones-.
El cambio ha sido total. ¿A qué se ha debido? Según las memorias del club, los «ingresos por abonado y socios» en 2011 fueron 22,17 millones de euros y en 2016, 22,9 millones. La diferencia es mínima, por tanto. Más importante es el aumento de los ingresos del club en retransmisiones televisivas -también en parte por sus éxitos en Champions-: de 38,4 millones en 2011 a 68,7 millones cinco años después.
Los ingresos por abonados son similares en 2011 y 2016, mientras el aumento en la facturación por retransmisiones es de 30 millones de euros
La verdadera diferencia por tanto está en los ingresos deportivos derivados de la UEFA. En 2011 fueron unos escasos 4,3 millones. Sin embargo, en 2016 el empujón dado por Simeone al equipo ha servido para que los ingresos se disparen a 76,4 millones. Estar o no estar en Champions implican recibir o no más de 70 millones.
Merchandising, publicidad…
Pero no solo eso. Porque, como es lógico, si el equipo va bien aumentan los ingresos por publicidad y merchandising en las tiendas del Atlético. En 2011, el club ingresó 2,5 millones por ventas de artículos mientras que en 2016 ha superado los cinco millones, el doble. Por su parte, las ventas por publicidad han aumentado en estos cinco años de éxitos en otros seis millones de euros respecto a 2011. El club cerró 2016 con 44.456 abonados y 36.889 socios no abonados.
La inmediata consecuencia de la mejora de las cuentas en el Atlético es que, a su vez, se puede ir mejorando la plantilla. Así, el gasto en plantilla era de 55,8 millones en 2011 y cinco años después es de 116,7 millones.
Gil Marín, otra vez por encima del 50%
Desde el punto de vista del accionariado, el Atlético ha ganado también estabilidad. La entrada de Wang Jianlin con el 20% le convirtió en el segundo accionista, por delante de Enrique Cerezo, presidente del club con un 17,9%.
La mayoría del club, tras la última ampliación, corresponde a la familia Gil. El consejero delegado, Miguel Ángel Gil Marín, que tiene un sueldo de 1,95 millones al año, ha ampliado su participación al 54,4%, según la memoria del club.