China vs Japón: la verdadera guerra que se libra en Asia

Isabel Reynolds para Bloomberg

Las dos economías más grandes de Asia tienen a sus líderes más poderosos en décadas, y ninguna tiene muchos incentivos para enmendar una relación que durante mucho tiempo ha sido volátil.

Las encuestas muestran que el partido gobernante del primer ministro japonés, Shinzo Abe, se dirige hacia una aplastante victoria en las elecciones del 22 de octubre, poniéndolo en camino a convertirse en el líder que más tiempo lleva en la historia del país. De forma similar, el presidente Xi Jinping puede ingresar a su segundo mandato la próxima semana como el líder más fuerte en China en una generación.

Cuando estos hombres ascendieron al poder en 2012, los lazos estaban en su punto más bajo desde que las naciones acordaron relaciones diplomáticas a principios de los setenta. Los temores a un enfrentamiento militar se arremolinaron cuando barcos y aviones de ambas naciones se unieron alrededor de las disputadas islas conocidas como Senkakus en Japón y Diaoyus en China. Las manifestaciones anti japonesas en China han mellad al comercio y la inversión.

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Si bien Abe y Xi han estabilizado sus relaciones desde entonces, los intereses en conflicto vuelven poco probable que los próximos cinco años traigan un gran avance en las relaciones. La división ha sido evidente en su enfoque hacia Corea del Norte, con un impulso de Xi hacia las negociaciones en contraste con el llamado de Abe a una mayor presión contra Kim Jong Un.

En términos generales, Xi presiona para expandir su influencia militar y económica en toda Asia, mientras que Abe quiere contrarrestar eso con mayores capacidades de defensa y alianzas.

Un enfrentamiento tranquilo

La búsqueda de Abe por un Japón más poderoso también obedece a un fuerte sentimiento de inseguridad frente a la agresividad de China, explicó Giulio Pugliese, profesor de estudios en guerra en el King´s College de Londres y coautor de un libro sobre política japonesa, vía correo electrónico. “Lo que presenciaremos es un enfrentamiento más tranquilo”.

Japón ha recibido cerca de cinco millones de visitantes en 2017, más que cualquier otro país

La desconfianza entre ambos países es profunda. En una encuesta publicada por Genron en septiembre de 2016, más del 90% de los japoneses afirmó tener una impresión desfavorable de China, y casi el 77% de los chinos tenían una visión negativa de Japón.

Sin embargo, los dos países se han conectado más económicamente a pesar de la animosidad. China es el mayor socio comercial de Japón, mientras que Japón es el segundo proveedor más grande de China.

Japón, por su parte, ha recibido cerca de cinco millones de visitantes chinos en lo que va de 2017, más que de cualquier otro país, y ese número sigue in crescendo.

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Japón también enfrenta el riesgo de quedar rezagado ante una China cada vez más confiada que busca un mayor orden económico global. Abe vio un revés cuando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se retiró de un acuerdo de transparencia entre 12 naciones, mientras que Xi ha visto a casi 70 países inscribirse en su iniciativa de infraestructura Belt and Road.

Dependencia económica

“Se necesitan económicamente”, anotó Jiang Yuechun, investigador principal del Instituto de Estudios Internacionales de China en Beijing. “La cooperación económica actúa como un lastre de esta relación, y esa es la razón por la cual el vínculo chino-japonés no puede disolverse”.

En el corto plazo, los analistas esperan que Abe y Xi se encuentren por segunda vez en 2017 después de que cada uno gane una legitimación hacia un nuevo mandato. Esto podría suceder el mes próximo en el Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico, donde sellaron su primera reunión individual en 2014 con un duro apretón de manos.

Japón y China han fortalecido la cooperación en comercio, inversión y finanzas

Si se reúnen, es probable que Abe presione para una cumbre tripartita retrasada, entre el secretario del Partido chino, Li Keqiang y el presidente surcoreano Moon Jae-in. Mientras tanto, Xi intentará persuadir a Japón para que se una al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura liderado por Beijing.

Complejos problemas

A diferencia de años previos, ningún ministro del gabinete de Abe marcó el aniversario del 15 de agosto del final de la guerra con una visita al Santuario Yasukuni de Tokio, un lugar que muchos en China ven como un símbolo de agresión militar. Las incursiones de buques chinos en lo que Japón ve como sus aguas territoriales alrededor de las islas en disputa permanecieron estables en agosto, en lugar de aumentar como lo hicieron en 2016.

En un discurso en Tokio, el embajador chino, Cheng Yonghua, dijo que había “una tendencia a mejorar gradualmente las relaciones” a pesar de las complejidades. Señaló que Japón y China han fortalecido la cooperación en comercio, inversión y finanzas luego de que Abe reconoció la importancia de la iniciativa de Xi.

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Sin embargo, los comentarios realizados tras una visita de dignatarios japoneses a China en septiembre para el 45° aniversario de la normalización de los vínculos mostraron que hay grandes obstáculos. Yu Zhengsheng, el cuarto líder del Partido Comunista, sostuvo que “los complejos problemas entre China y Japón aún existen” y que Abe debería tomar la batuta para solucionarlos.

“Pensé que sería una conversación sobre cómo estaban las cosas, pero fue sorprendentemente duro”, dijo el ex ministro de Relaciones Exteriores, Yohei Kono, quien asistió a la reunión.

Una solución pacífica

Noriyuki Kawamura, profesor de la Universidad de Estudios Extranjeros de Nagoya, observó que el ambiente era similar cuando asistió a una conferencia de aniversario en China en septiembre. Las críticas públicas de la administración de Abe a China por sus acciones en el Mar del Sur de China, así como el envío de buques militares a la región, son obstáculos particulares.

Las relaciones entre China y Japón buscan también alcanzar una solución pacífica al problema que se ha convertido Corea del Norte

Algunos analistas ven la necesidad de que Japón se relacione con China para alcanzar una solución pacífica a los problemas regionales como lo es Corea del Norte. Lazos más estrechos también ayudarían a Japón a influir en China, dado que su creciente fuerza cambia el orden mundial, según Bonji Ohara, ex agregado naval de la embajada japonesa en Pekín.

“El problema ahora es quién tomará las reglas internacionales”, dijo Ohara, investigadora sénior de la Sasakawa Peace Foundation en Tokio. “China ha dicho que no está contenta con las reglas actuales, pero no hay discusión sobre cómo pueden crearse nuevas normas. Necesitamos esa discusión, y no puede ocurrir sin fuertes lazos políticos”.