Así piensa uno de los favoritos de Donald Trump para encabeza la FED

Ramesh Ponnuru para Bloomberg

Al escoger un nuevo Presidente de la Reserva Federal, Donald Trump no debería buscar ni suavidad ni agresividad. Debería buscar a alguien que esté dispuesto a desempeñar cualquiera de los roles que justifiquen las circunstancias.

Uno de los principales contendientes para el cargo es Kevin Warsh, quien ha demostrado que tiene razón sólo el 50% de las veces. Se ha inclinado hacia una política monetaria más ajustada en contextos diferentes: tanto cuando la economía estaba al borde del colapso como cuando mostraba sus primeros signos de recuperación, y ahora mismo, cuando está en plena recuperación.

Mientras estaba en la junta de la FED, Warsh nunca criticó ninguna decisión en política monetaria. Sin embargo, siempre apostó por tasas de interés más altas, incluso con la inflación cayendo durante su gestión. Su preocupación quedó plasmada tras el incremento inflacionario en las reuniones de la Reserva Federal de 2006 y 2007.

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Incluso en el día posterior al colapso de Lehman Brothers, cuando las expectativas del mercado habían caído bruscamente durante casi tres meses, le dijo a sus colegas que aún “no estaba listo para abandonar mis preocupaciones en el frente de la inflación”. Fue una preocupación que contribuyó a la negativa de la FED a reducir las tasas de interés en esa reunión. Tomó varias semanas de pánico financiero antes de que el organismo actuase.

La inflación se desplomó durante la crisis, y por algunas medidas seguiría cayendo hasta finales de 2010, pero en abril de 2009, Warsh volvió a advertir al respecto. “Sigo preocupado por los riesgos al alza de la inflación. En septiembre de ese año dio un discurso y argumentó que la Reserva Federal no podía esperar a ver una recuperación económica antes de endurecer la política.

Cuando la inflación no llegó tal y como advertía enfatizó en otras razones para endurecer la política monetaria

En 2010, el desempleo se mantuvo alto, y la inflación fue inferior a la tasa anual del 2% que la FED atacó implícitamente durante tanto tiempo. Ambos indicadores siguen sugiriendo estrés monetario. La FED ejecutó una ronda de flexibilización cuantitativa. Warsh advirtió en su contra, repetidamente. La inflación volvió a ser un riesgo. En realidad, cuando la aceleración de precios subyacente llegó al 2,1% para 2011 cayó de nuevo.

Como la alta inflación no llegó, Warsh dejó de hablar sobre el tema. Tras un tiempo en la FED, comenzó a enfatizar en otras razones para endurecer la política monetaria.

En 2013, dedicó dos artículos de opinión que impulsando las condiciones económicas, la FED redujo el incentivo para que el Congreso y los políticos emprendan reformas. En 2014, sostuvo que la Reserva Federal mejoró el valor de los activos, pero no los salarios. Para 2015 criticó el movimiento expansionista durante la crisis.

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En su opinión, hay fuertes razones para creer que la política estricta precipitó la crisis: no logró reducir las tasas de interés e incluso las repitió durante los primeros meses de la recesión. Hay un caso en que no se fijó una meta de reactivación tras la crisis.

Incluso si no aceptamos ninguna de las críticas de Warsh, tendríamos que preguntarnos si estaríamos dispuestos a hacer lo que se necesita para luchar contra una recesión. O si su aparente inclinación a buscar razones para endurecer la política podría causar una.

Warsh merece un gran crédito por participar en el debate público sobre la política monetaria de forma sincera. Sin embargo, lo que ha revelado acerca de sus puntos de vista sugiere razones para dudar si su nombramiento sería en interés del país, o incluso de Donald Trump.