Este próximo viernes es el último día de plazo que tiene el Gobierno de Mariano Rajoy para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2018 y remitirlos a las Cortes para su tramitación. De no ser así, se darían por prorrogados los Presupuestos de 2017 y aunque no es tampoco el fin del mundo, probablemente eso implicaría una legislatura más corta puesto que es difícil en ese caso que se apruebe el techo de gasto para 2019 el próximo mes de junio.
Es decir, lo que no es posible es prorrogar dos veces el mismo presupuesto, lo cual llevaría a elecciones generales en otoño de 2018. El pasado viernes, como ya contamos en este mismo post, el Gobierno aplazó la aprobación de las cuentas del Estado porque no contaba con el apoyo del PNV. Ni siquiera con el de los nacionalistas canarios. La razón: la actitud del Gobierno respecto del desafío independentista catalán.
Mariano Rajoy está completamente decidido a llegar hasta el final para impedir el referéndum y la independencia de Cataluña, aunque eso signifique recurrir al amplio marco legal que ofrece el artículo 155 de la Constitución, y aunque eso implique renunciar a los Presupuestos de 2018. Cree –no sin razón- que eso es más importante que las cuentas del Estado, pese a que suponga poner en riesgo la continuidad de la legislatura.
No aprobar
La opción por la que se inclina Rajoy es la de no aprobar los Presupuestos este viernes si de aquí a entonces no se ha garantizado el apoyo del PNV y los nacionalistas canarios. Lo cual, salvo sorpresa de última hora, no va a ocurrir, ni siquiera cediendo a todas las demandas del PNV -37 competencias pendientes de traspaso-, porque los nacionalistas vascos se han comprometido en el apoyo a sus homólogos catalanes en la defensa del referéndum ilegal.
En Hacienda, sin embargo, son partidarios de aprobar las cuentas este viernes y remitirlas al Congreso, porque consideran que desde el inicio del trámite hasta el debate de las enmiendas a la totalidad, hay tiempo para seguir negociando y ya se habrá calmado –eso dicen- el asunto catalán. El problema es que si no es así, Rajoy no quiere pasar el mal trago de ver aprobadas las enmiendas a la totalidad y rechazados sus Presupuestos.
Considera, no sin parte de razón, que la prórroga desde ya le permite aguantar unos meses, pero que el rechazo en la Cámara le obligaría a adelantar elecciones y podría ser la mecha que encienda una moción de censura. Ciudadanos, por su parte, intenta convencer al PSOE para que se abstenga, pero esa es una opción con la que el Gobierno no cuenta ni en el mejor de los casos, por lo que de aquí al viernes seguirá intentado convencer al PNV.