Giros de los coches con anticipación, motos que adelantan, dificultades para esquivar taxistas y autobuses… Aunque no lo parezca, no es una carrera de Formula 1 o de MotoGP. Ni tan siquiera la atracción de los coches de choque de la feria de turno. Esto es lo que viven a diario los ciclistas de Madrid.
Parece que desde Ahora Madrid han decidido poner en marcha un carril bici tan absurdo que lejos de ser seguro, parece invitar a jugarse la vida sobre dos ruedas. ¿Por qué? Porque algunos de los nuevos carriles bici son tan absurdos que invitan a cualquier osado ciclista a tener un accidente. Y de los gordos, que en el mejor de los casos terminará con unas cuantas heridas de guerra. En el peor, ya lo sabemos.
Según los datos del portal municipal, hasta el 31 de julio se han producido en la capital un total de 432 accidentes de tráfico con ciclistas, en los que 454 han resultado heridos. La mayoría de los incidentes se produjeron por caídas, colisiones con otros vehículos y atropellos. Aunque si bien es cierto que no todas las caídas que sufren los ciclistas quedan registradas.
Pues bien, el plan del Ayuntamiento no parece que tenga por objetivo reducir ese número. O al menos eso podemos pensar al ver como se han definido las zonas para ciclistas en los bulevares (calles Alberto Aguilera, Sagasta y Lagasca entre otras). El ciclista debe circular por un carril bici que se sitúa entre el del bus-taxi y el resto de vehículos. Es decir, no va protegido como en otras calles de la ciudad, sino justo por el medio. El más vulnerable solo –con o sin casco–, pero solo. Y más sabiendo que los taxistas o autobuseros no son los conductores más solidarios precisamente.
Si un ciclista quiere girar a la derecha se encontrará con un taxi o el autobús. Y si lo hace a la izquierda con cualquier otro vehículo. Peor aún, todos los coches que pretendan girar a la derecha tendrán que cruzar por el carril bus-taxi y la zona de ciclistas. Y en caso de colisión el conductor se llevará un susto, pero el ciclista será arrollado. Y a la hora de adelantar, los puntos muertos de los retrovisores dejan fuera de juego al ciclista.
Carril bici con lógica
Además de este sinsentido, este tipo de carril bici es más estrecho. Se ha comprimido de tal forma que pasa de medir 2,46 metros de ancho a 2 metros. Y ni tan siquiera los carriles bici cuentan con ninguna separación física en la calzada salvo las propias líneas continúas. “Se descuidan los accidentes desde los laterales. La manera de salvarte es tener espacio entre los lados”, explica Iván Villarrubia, redactor del blog EnbiciporMadrid y experto ciclista urbano.
Estos carriles ya se pueden ver en los bulevares del centro de la capital, en concreto del barrio de Chamberí. La calle Sagasta ha sido una de las primeras en ser remodeladas. A ella se sumarán Marqués de Urquijo, Alberto Aguilera, Génova y Carranza.
El cabecilla del plan
Detrás de este proyecto singular está el gurú José Manuel Calvo del Olmo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, que por “motivos de agenda” ha declinado hacer declaraciones a Merca2. Él es el responsable de trazar los nuevos recorridos, aunque en el Ayuntamiento de Madrid, aún no tienen claro si es la Concejalía de Medio Ambiente y Movilidad o la de Desarrollo Urbano Sostenible la que se ocupa de velar por el ciclista. Por los mismos motivos tampoco ha sido posible hablar con el subdirector General de Planificación de la Movilidad Sostenible, Carlos Corral.
Al final, todo esto desemboca en una ciudad levantada en obras –para variar– y patas arriba. “Los planes urbanos viven en una realidad paralela al ciclista”, critica Villarrubia. Este ciclista aboga por poner “más restricciones a los coches” para fomentar el uso de la bici, por ejemplo.
De la misma opinión es la asociación Pedalibre, que cree que “quien genera peligro es el coche por lo que el desarrollo ciclista no debe basarse en exclusiva en la construcción de infraestructura ciclista sino también en la pacificación, contención, restricción y desincentivación del uso del coche”.
La bici está de moda
El sector de la bicicleta también es un negocio. Factura cerca de 1.500 millones de euros al año en España. Y en los últimos doce meses el gasto medio total se ha situado en 294 euros. En la tienda física, el gasto medio es de 307 euros, mientras que en la online asciende a 265 euros, según el estudio del Observatorio Cetelem. De hecho, el número de ciclistas ha ido creciendo entre un 20 y un 25% anual, según Villarrubia.
El problema es que durante años, en Madrid se ha fomentado el uso del transporte público y del coche. E incluso la práctica de ir caminando a cualquier sitio. De todo, menos montar en bici. Y ahora es cuando se quiere aumentar el uso de la bici del 1% al 5%. Y esa es la idea con la que se puso en marcha esta revisión y actualización del Plan Director de Movilidad Ciclista (PDMC), cuyo antecedente lo encontramos en 2008.
El plan del el Gobierno de Ahora Madrid propone 430 kilómetros de vías ciclistas en ocho años, 50 al año, con una inversión de unos 86 millones de euros. Para darle un empujoncito más a este plan, el Ayuntamiento, que municipalizó el deficitario servicio de BiciMad. Este quiere alcanzar en unos años la cifra de 4.000 bicicletas (de las 2.028 bicicletas que hay actualmente). La EMT es la encargada de su gestión.
En teoría esa era la idea. Pero en la práctica, pocos ciclistas se sentirán más seguros que en un carril bici de una acera. En definitiva, un plan recogido en estas 260 páginas sin criterio ni sentido que más que promover el uso de la bici, lo que hace es acabar con el de raíz: cargándose al ciclista.