¿Cuánto debería costar un medicamento si es capaz de curar una enfermedad grave?

La compra de Kite Pharma por parte de Gilead Sciences reabrió un dilema familiar: ¿cuánto debe cobrar la industria farmacéutica por un medicamento que tiene el potencial de curar una enfermedad?

En 2013, Gilead fue golpeada por la indignación pública cuando el precio por su tratamiento, llamado Sovaldi, contra la Hepatitis C ascendió a 84.000 dólares (69.820 euros), o lo equivalente a 1.000 dólares (831 euros) por pastilla. El fármaco prometía curar a los pacientes en tres meses, pero también enfrentó retrocesos de los aseguradores y de planes gubernamentales que esperaban cubrir la mayor parte del costo.

Gilead compró el tratamiento Kite por 9.890 millones de euros, pero aún se desconoce cuánto cobrarán por suministrarlo

La introducción de Kite, un tratamiento que busca acabar con el cáncer, también podría ser polémica. Trata específicamente un agresivo cáncer en la sangre y es probable que tenga un costo de 500.000 dólares (415.600 euros) por paciente, según analistas. La razón principal es que los CAR-Ts, una técnica experimental para tratar la enfermedad, son más difíciles de fabricar que una simple píldora. La droga se hace a base de las propias células del paciente para combatir los tumores.

El alto costo de producción influirá en el precio para ese tipo de pacientes”, dijo John Milligan, presidente ejecutivo de Gilead, en una entrevista después de que la compañía anunciara su compra al tratamiento Kite por 11.900 millones de dólares (9.890 millones de euros), pero se rehusó a decir cuánto cobrarán. Sólo adelantó que se basarán en la investigación para fijar precios.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»22032″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Después de que Gilead, con sede en California, iniciara el debate de precios de los medicamentos en los Estados Unidos con la introducción de Sovaldi, el tema se extendió a todos los rincones de la industria, incluyendo a políticos y pacientes, que han dado su opinión respecto a cómo deberían fijar el precio de sus productos.

Ha habido planteamientos para aumentar la competencia de medicamentos genéricos, implementar controles de precios o aportar más transparencia al proceso, aunque hasta hoy no ha habido reformas. Los aseguradores, sin embargo, han obligado a algunos farmacéuticos a competir agresivamente unos contra otros, excluyendo algunos medicamentos costosos a favor de alternativas más baratas.

Las lecciones de Sovaldi

Pero Milligan aprendió de Sovaldi. “Hay que reconocer la carga para quien paga, sean organismos públicos o privados”.

La portavoz de Kite, Christine Cassiano, se negó a dar detalles respecto a la investigación del tratamiento, pero indicó que su precio sería apropiado, diciendo que la compañía lo anunciará en su lanzamiento.

Novartis destina su medicamento a pacientes pediátricos con una clase de leucemia

Varias aseguradoras contactadas por Bloomberg se negaron a comentar al respecto. Aetna dijo que revisará los precios después de su aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos. “Realizaremos una revisión clínica de la terapia CAR-T para determinar nuestra política de cobertura clínica”, expresó  T.J Crawford, portavoz de Aetna, a través de un correo electrónico.

Tiempo de aprobación

Existe la posibilidad de que la FDA, por sus siglas en inglés, apruebe a Kite y un tratamiento similar de Novartis, simultáneamente, lo que podría complicar la decisión de precios.  Las dos terapias se dirigen a diferentes clases de cáncer en la sangre: Kite para el linfoma no Hodgkin y Novartis lo destina para pacientes pediátricos para una clase de leucemia. Autorizarlos juntos no permitiría que una compañía se compare a la otra.

[td_block_11 custom_title=»» separator=»» post_ids=»13844″ limit=»1″ css=».vc_custom_1496993590403{border-top-width: 1px !important;border-right-width: 1px !important;border-bottom-width: 1px !important;border-left-width: 1px !important;padding-top: 5px !important;padding-right: 5px !important;padding-bottom: 5px !important;padding-left: 5px !important;border-left-color: #000000 !important;border-left-style: solid !important;border-right-color: #000000 !important;border-right-style: solid !important;border-top-color: #000000 !important;border-top-style: solid !important;border-bottom-color: #000000 !important;border-bottom-style: solid !important;border-radius: 4px !important;}» tdc_css=»»]

Novartis también ha sido objeto de críticas por lo que debería cobrar. Un grupo de defensa de los pacientes escribió este mes una carta pública a la compañía farmacéutica, exigiendo que el precio de su droga sea revelado, dado que la investigación CAR-T fue parcialmente financiada por los contribuyentes estadounidenses.

“El precio inicial será muy alto, porque es un tratamiento muy específico y su fabricación es compleja”, adelantó Ashtyn Evans, analista de Edward Jones.

A diferencia de un frasco con pastillas, que puede producirse en masa, la terapia CAR-T se realiza mediante la extracción de células T del sistema inmunológico de cada paciente, insertando un gen que le ayude a atacar los tumores, todo supervisado por un médico especializado.

Son alrededor de 7.400 personas únicamente en los Estados Unidos para quienes han fracasado otros tratamientos

“Y si hay lotes fallidos, ¿quién paga por eso?”, se preguntó David Nierengarten, analista de Wedbush. Una particularidad respecto a los CAR-Ts es que el tratamiento dura pocas semanas, por lo que el paciente podría morir mientras sus células son transformadas, dejando a la aseguradora renuente a pagar. Estos escenarios “tomarán algo de trabajo”, advirtió Nierengarten.

También se espera que los CAR-Ts se administran sólo una vez, lo que significa que un farmacéutico tiene una oportunidad de obtener un buen retorno, mientras que la mayoría de las terapias de cáncer que existen se administran durante meses o años. Por ejemplo, el fármaco Keytruda de Merck cuesta 150.000 dólares anuales (124.680 euros), y la mayoría de los pacientes lo toman durante dos años.

Pacientes moribundos

El primer CAR-T de Kite se dirige a un pequeño número de pacientes con linfoma no Hodgkin. Son alrededor de 7.400 personas únicamente en los Estados Unidos para quienes han fracasado otros tratamientos. El hecho de que la droga mostrata tan buenos resultados en algunos pacientes durante los ensayos, ayudaría a las negociaciones con las aseguradoras, según contaron ejecutivos de Gilead a los inversores.

“Se trata de un grupo específico que realmente no tienen alternativas”, dijo Kevin Young, director de operaciones a través de una conferencia telefónica. “Ciertamente pienso que esta innovación apoyará un reembolso saludable”.

Analistas creen que el CAR-T puede costar 415.600 euros al año, un valor aceptable si da resultados

En el sistema de salud de los Estados Unidos, los farmacéuticos establecen un precio de lista por medicamento y luego negocian descuentos en conversaciones privadas con aseguradoras e intermediarios. La llegada de Sovaldi en 2013 causó un trastorno ya que las aseguradoras fueron sorprendidas por el volumen de pacientes y los costos.

Algunos analistas creen que incluso si un CAR-T cuesta 500.000 dólares (415.600 euros), se trata de un valor aceptable por sus resultados, pero la mayoría de las aseguradores no está en capacidad de pagar esas cantidades por adelantado.

“Sovaldi sorprendió al sistema y el entorno de precios ha cambiado desde entonces”, contó Asthika Goonewardene, analista de Bloomberg Intelligence. “Las empresas dirán que que se ahorran el costo de hacer trasplantes de células madre. Suena bien, pero el problema es que el modelo de pago no está construido para apreciarlo”.